El Río de La Plata parece una inmensa manta que por momentos se agita y remueve el aire en fríos soplidos. Es una postal única, ya que el cabo que forman las puntas de San Pedro y Santa Rita donde descansa el casco histórico de Colonia del Sacramento, se tiñe de un aura épica donde el esplendor histórico penetra fuerte en las callecitas.Estas callecitas, angostas y de pedregales duros y macizos, tienen historias individuales que aportan regocijo al carácter de la zona. La más antigua, bautizada como Calle de Los Suspiros, mantiene una historia bastante particular. Según un estudio de investigación sobre el Patrimonio Histórico del lugar titulado De prostituta a señora. La historia reciente de Colonia del Sacramento era “un sitio olvidado y el último lugar que alguien elegiría para vivir. Por las noches, los dueños de sus calles (…) eran las prostitutas y sus clientes”. El decreto que promulgó la reconstrucción y conservación de varios de los sitios emblemáticos del casco histórico se firmó en el año 1968 por el entonces presidente uruguayo Jorge Pacheco Areco. Las obras pudieron ser inauguradas en el año 1972.Hoy día parece difícil imaginar que este encantador lugar estuviese en algún momento en ruinas y relegado al olvido, ya que los colores de sus casas y su arquitectura colonial fascinan y atrapan, irremediablemente. La Galería de los Suspiros expone gran parte de aquel tiempo, ya que sus paredes, ahora convertidas en una elegante tienda de arte, son tal vez las más antiguas de la ciudad. La Calle de las Flores está adecuadamente bautizada, ya que las azaleas y buganvillas (la flor de la Santa Rita) decoran cada rincón hasta empalmar con la calle Virrey Ceballos. Esta última atraviesa gran parte del casco histórico, y en la intersección con la calle Portugal es casi obligatorio (sin ánimos de sonar autoritarios) hacer una parada en la Basílica del Santísimo Sacramento. Inicialmente aquí existía un rancho, allá por el año 1680 cuando la ciudad fue fundada. Aunque experimentó reiteradas reconstrucciones (algunas alas de la parroquia se reconstruyeron en su totalidad) se considera la iglesia más antigua de todo el Uruguay. Frente a ella se encuentra El Drugstore, un cafecito donde varios elementos añejos, incluyendo un auto de la década del 30, irrumpen en la vereda dotando a la esquina de un ambiente retro muy exclusivo. Tomarse aquí un café con un alfajor Charlotte mientras cae el sol sobre el barrio antiguo es una cita altamente recomendable. La ventisca que trae el Río de La Plata nunca deja de sentirse, y Uruguay en general suele traer anocheceres frescos, así que tené siempre a mano algún abrigo liviano. Si bien el destino es muy visitado en cualquier época del año, en los veranos suele ser más interesante ya que todos los pubs, restaurantes y bares prestan sus servicios en las veredas. Las silletas y mesas irrumpen en las calles y otorgan al barrio una pintoresca atmósfera, muy disfrutable por las noches. Muchos de los locales nocturnos presentan música en vivo. Algo de candombe, ciertos melódicos y algunos músicos que se animan al blues o al jazz. La Casa de Jorge Paez Vilaró es otra cita obligada. El lugar expone obras del famoso artista uruguayo, a la vez que combina elementos del siglo XVIII con exquisita gastronomía, donde las pastas y los mariscos se llevan las palmas. El ambiente es muy íntimo y acogedor, con lo que es prudente hacer una reserva para la hora de la cena. Algunos consejosColonia tiene mucha historia y recorrer sus calles no alcanza para entenderla. Yo recomiendo visitar tres lugares cuya implicancia histórica me parece vital; el Faro, el Portón de Campo y el Bastión de San Miguel. Aquí se comprende de qué se trataban los enfrentamientos de la época y por qué era necesario proteger a este lugar de posibles ataques enemigos. La entrada al Faro cuesta 30 pesos argentinos y permite hacer una escalada hasta la punta. Aquellos que sufran de vértigo, tendrán que abstenerse. Si bien la estructura no es muy alta (en total, 26 metros) hay una sensación de movilidad constante por lo angosto de las escalinatas y los pasillos. Otra actividad recomendable es el ciclismo: Alquilar una bicicleta y adentrarse en la zona costera, donde la Rambla de las Américas nos conduce a edificaciones más modernas pero muy admirables; y a la tan famosa Plaza de Toros Real de San Carlos, donde a principios del siglo XX se practicaban las infames corridas. Este lugar suele estar cerrado al público por refacciones, y lo más notable son las antiguas gradas que conforman un estilo Mudéjar muy similar a las plazas de toros de España, pero en una escala mucho más pequeña, claro. Cómo llegarPara llegar al Colonia del Sacramento desde Buenos Aires es muy común tomarse un barco; de la empresa BuqueBus o de la flota Colonia Express.Pero si andás de paseo por Uruguay y te encontrás en la capital podés seguir las siguientes opciones. Desde Montevideo es muy sencillo. Podés tomar un colectivo de la empresa COT; el primero del día sale de la terminal Tres Cruces a las 7:45 y llega a la terminal de Colonia a las 10 de la mañana aproximadamente. El precio del boleto es de 294 pesos uruguayos. La terminal está a tres cuadras del casco histórico. Si estás en auto, tomás la ruta N° 1 y vas siguiendo las indicaciones. No es difícil llegar. El trayecto en auto se completa en menos de dos horas.Dónde dormirPara alojarse hay varias opciones dependiendo del “bolsillo”, más que nada. Una bastante accesible es el Nuevo Hotel Ciudadela, donde la habitación doble básica con desayuno incluido ronda los 750 pesos argentinos. El hotel está ubicado a dos cuadras del centro histórico y a seis cuadras de la terminal de ómnibus, por la Avenida 18 de julio. La cadena Che Lagarto Hostels tiene un alojamiento sobre la misma avenida, con habitaciones compartidas de 4 a 8 personas a un precio de 200 pesos por huésped aproximadamente.Como en todo viaje, el lugar de hospedaje tendrá que ver con el dinero que uno esté dispuesto a pagar. Aquí en Colonia hay elecciones para todos los gustos. Y como dije al principio, para todos los bolsillos. Si andás de a pie, nada mejor que encontrar un alojamiento cerca del centro histórico; así recorres sus calles legendarias todas las veces que puedas. La historia que nos cuenta este lugar declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco en el año 1995 merece ser disfrutada y comprendida. Así que ni bien tengas la oportunidad, armá tu valija y venite. No te vas a arrepentir. Colaboración: Alejandro Alles





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