Hablaremos ahora sobre el Mudra, el gesto ritual que nos enseña a utilizar nuestras manos como instrumentos mágico. Con él se abren las cuatros direcciones del cielo y tambián las cuatro direcciones de la tierra, liberándose nuestros caminos, destrabando cualquier obstáculo, barriendo las interferencias. Cuando con este antiguo Mudra trazamos una cruz, además de los Arcángeles vendrán en bandada las sanadoras Dominaciones, los dulces Querubines, las fuertes Potestades y los misteriosos Principados.Entonces, firmemente, con su mano derecha dibuje en el éter el gesto sagrado… Una cruz trazada en el aire con especial posición de los dedos.El dedo índice se extiende, el medio se inclina levemente, apoyándose entre sí. El meñique, el anular y el pulgar se unen u repliegan dibujando un círculo. La apertura se inicia en el Este y sigue girando en la dirección de las agujas del reloj hacia el Sur, el Oeste y finaliza en el Norte. Inclinándonos profundamente en señal de reverencia, cuando nos elevamos en cada dirección cardinal trazamos una cruz en el éter, abriendo nuestras puertas humanas a la existencia de los Arcángeles, ya saben que por ley cósmica, los mundos sutiles intervienen en el nuestro solo con nuestro permiso y este mudra es una invitación muy antigua. Los ángeles lo conocen muy bien, de vez en cuando, si se sienten oprimidos los ángeles vendrán (estos seres alados) a su auxilio, sentirán cómo las limitaciones van desapareciendo de su vida, pero ¡Ah¡, suspiró el Pastor, es importante recordar esto, no nos vamos a independizar de ellas, porque seguirán existiendo para quienes aun no hayan ascendido en sus niveles de conciencia. ColaboraMaría Ysabel [email protected]én en FB.





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