Señora Directora: “Panamá papers” parece haberse constituido en un serio escollo para la imagen del gobierno del presidente Mauricio Macri, ya que las explicaciones suyas, de miembros de su gabinete y de otros voceros allegados parecen infantiles y poco creíbles. La “filtración” atribuida a un grupo de periodistas que investigan la corrupción en el mundo, pero que otros apuntan a la paternidad de la Agencia Central de Inteligencia de EEUU, más conocida por sus siglas en inglés CIA (Central Intelligence Agency), y destinada a socavar la figura del mandatario ruso Vladimir Putin, sin dudas marcará negativamente la imagen presidencial argentina.Como él son muchos los mandatarios mundiales, políticos, empresarios, dirigentes, figuras del espectáculo y el deporte, etc. que conforman esa lista de millones de documentos que también involucran en la región al presidente mexicano Enrique Peña Nieto y, aunque menos conocido, a importantes funcionarios del actual y el anterior gobiernos argentinos. Y aunque algunos sectores pretendan disimular la magnitud del escándalo que se esconde tras ellos, es una clara manifestación de lo generalizada que está corrupción que, en estos casos, tienen cierto viso de legalidad, ya que es un mecanismo de uso habitual para algunos negocios turbios aceptados.En mi opinión, el gobierno debería responder con absoluta claridad la responsabilidad que le compete al jefe de Estado –y a alguno de sus ministros, si cupiera y como se asegura también es-, mostrando documentos y elementos que deslinden toda responsabilidad y sospecha de otras pretensiones a las “anunciadas” por sus voceros. De otra manera, quedarían envueltos en el mismo lodo de certezas, sospechas y dudas que ensombreció al kirchnerismo que fue incapaz de desprenderse de un vicio que viene repitiéndose a lo largo de los años en los sucesivos gobiernos argentinos (y de todo el mundo). Quien desapasionadamente lea un poco de historia en el ultimo medio siglo, verá que éste es un sayo del que muy pocos gobernantes pueden liberarse, aunque desvaída con al esperanza, quizás, de que el actual gobierno pueda eludirla o acotarla al mínimo o erradicarla. Algo que parece más difícil, por la propia inercia de la burocracia del Estado.Pero esa fue una de las promesas atractivas de la campaña de Cambiemos y se debiera cumplir con ella, no sólo encarcelando a quienes se compruebe fueron corruptos, sino también dando el ejemplo.





Discussion about this post