Señora Directora: La crónica local de aquel 1996 daba la noticia que, mediante al Decreto Municipal 483 del 22 de mayo, los combatientes misioneros en la guerra de las Malvinas fueron convocados en esa fecha para hacerse cargo del Museo “Soberanía”, erigido en la plaza Teniente Primero Estévez, de Posadas. El nombre fue impuesto en honor al joven militar muerto al frente de su tropa en el campo de batalla el 28 de mayo de l982, a la edad de 25 años.La muerte, siempre la muerte, seguía llevando jóvenes vidas de argentinos en luchas incomprensibles. Presagiando su destino, el admirable ser humano que en vida fuera Roberto Néstor Estévez dejó entre su ropa de combate del Ejército Argentino, que tanto amó, dos cartas póstumas: una a su novia; la otra a su padre. Ésta última conmovió al país cuando fue noticia. Es la que leyera un ex combatiente en esa jornada de recordación y méritos:“Querido papá:“Cuando reciba esta carta yo ya estaré rindiendo cuentas de mis acciones a Dios, Nuestro Señor. Él, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto: que muera en cumplimiento de mi misión. Pero fijate vos, ¡qué misión! ¿No es cierto? ¿Té acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todos destinados a recuperar las islas Malvinas y restaurar en ellas Nuestra Soberanía? “Dios, que es un Padre Generoso ha querido que éste, su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra Patria.“Lo único que a todos quiero pedirles es: 1) que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo. 2) que me recuerden con alegría y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza y, muy importante, 3) que recen por mí.“Papá, hay cosas que, en un día cualquiera, no se dicen entre hombres pero que hoy debo decírtelas: gracias por tenerte como modelo de bien nacido; gracias por creer en el honor; gracias por tener tu apellido; gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que es el fruto de ese hogar donde vos sos el pilar.“Hasta el reencuentro, si Dios lo permite. Un fuerte abrazo.“Dios y Patria ¡O muerte!“Roberto”(Del libro “Nuestros años de sueños y utopías”, 2010).





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