Las cataratas pueden ser un evento natural en el proceso de envejecimiento, sin embargo es una de las cegueras más tratables y curables, “todos podemos tener cataratas, hay que vivir lo suficiente para tenerla, darle la oportunidad al ojo, algunos la desarrollan a los sesenta, otros a los setenta u ochenta o a los cien, pero hay que vivir lo suficiente, si uno tiene el potencial de desarrollar catarata a los noventa y morirse a los setenta no pasa nada. Obviamente hay factores genéticos o enfermedades que pueden llegar a provocar una catarata más tempranamente”, explicó el oftalmólogo Oliverio Hobecker.El cristalino del ojo normalmente es transparente y actúa como una lente en una cámara, enfocando la luz, a medida que ésta pasa hasta la parte posterior del ojo. Hasta los 45 años aproximadamente, la forma del cristalino es capaz de cambiar, lo que permite que el cristalino enfoque sobre un objeto, ya sea que esté cerca o lejos. A medida que una persona envejece, las proteínas en el cristalino comienzan a descomponerse y, en consecuencia, éste se torna opaco. Para ser más explícito, “se forma un velo delante y no ves nada”, dijo el especialista y aseguró que si bien hay una estadística, se sabe que hay mucha gente que no consulta, principalmente porque “se dan dos situaciones, un mecanismo de adaptación, mediante el cual uno va adaptando las tareas a sus capacidades, entonces cuesta darse cuenta, si trabajás en una oficina, como chofer, te das cuenta enseguida, si estás en el campo y tenés que contar vacas no es necesario ver tanto, si sos carpintero, cuando tenés varios dedos negros o te caés del techo decís algo está pasado; otra situación es que la gente cree que a medida que va adquiriendo más edad, tiene que ver menos, entonces lo incorpora como algo normal”.Y, para tener noción de lo que significa y hasta donde puede verse afectada la calidad de vida de un paciente recordó una oportunidad en la que un jueves, los días en los que se hacen cirugías en el Servicio de Oftalmología del Hospital Escuela Ramón Madariaga, “operamos a un paciente y, al día siguiente vino a control, Rosa, la enfermera, le sacó el parche, el hombre comenzó a gritar, Rosa se asustó, pensando que estaba teniendo un ACV, o algo así, llamó a la guardia, y cuando le preguntaron qué le pasaba, sólo dijo ‘veo, veo’”. A otro paciente “lo tuvimos que operar de vuelta porque llegó a la casa, se sacó el parche y vio al nieto, saltó, levantó al nene, hizo un montón de ejercicios que no debía hacer y se le soltó un punto, pero él estaba feliz y es con estas historias que te sube un escalofrío increíble, igual que cuando te cuentan historias de abuelos que conocen a sus nietos”.Las cataratas se desarrollan de manera lenta y sin dolor. La visión en el ojo afectado empeora también de manera lenta, a menudo ocurre después de los sesenta y puede presentarse visión nublada, borrosa, difusa o velada, dificultad para ver en la noche o con luz tenue, visión doble, pérdida de la intensidad de los colores, problemas para ver contornos contra un fondo o la diferencia entre sombras de colores o se pueden ver halos alrededor de las luces.Las cataratas llevan a una disminución en la visión, incluso con la luz del día. La mayoría de las personas con cataratas tienen cambios similares en ambos ojos, aunque un ojo puede estar peor que el otro. Con frecuencia, sólo hay cambios visuales leves.Y, si bien en muchos casos, la causa de la catarata se desconoce, se puede deber a diabetes, antecedentes familiares, el uso prolongado de corticosteroides (tomados por vía oral) o algunos otros medicamentos, exposición a la radiación, tabaquismo o demasiada exposición a la luz ultravioleta, entre otros.Aumento de casos“Todos vamos a llegar a las cataratas a medida que vivamos más tiempo, el promedio de vida subió en el último tiempo, estuvimos en 68, 71, 75 y para quien nace hoy su expectativa de vida es de 79 años, entonces en la medida que seamos más viejos vamos a tener más casos de cataratas, además de alzheimer y otras enfermedades degenerativas”, explicó el doctor Magno Ibañez, en el marco de una entrega de lentes intraoculares del Rotary Club Posadas Norte al servicio de Oftalmología del Hospital Escuela de Agudos Ramón Madariaga.





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