En las escuelas Waldorf, en primaria, tanto niñas como niños en las clases de manualidades aprenden a tejer, telar, bordar, hacer crochet (ganchillo), a coser a mano y si es posible a máquina. También se aprende a taller madera, metal, carpintería y jardinería. Todas estas actividades se hacen en un momento en el cual tienen un sentido para el desarrollo del niño. Ahora, la neurociencia encuentra un sentido, más allá de su utilidad y desarrollo de la creatividad, aspectos también muy importantes en las actividades manuales. Los juegos de dedos a su vez, ayudan a despertarlos y son usados habitualmente al principio de una clase de manualidades. A su vez los Juegos de dedos producen grandes conexiones neuronales y son buenas actividades para los más pequeños, que aún tienen dificultades con las manualidades en sí. Rudolf Steiner decía: “En movimiento de los dedos y las manos podemos observar y a la vez estimular las capacidades del pensar” (Curso de euritmia curativa, 1921).La naturaleza rítmica y repetitiva de tejer es calmante, reconfortante y contemplativa. No es difícil imaginar que tejer es como una práctica de atención plena, o tal vez una forma de meditación. Investigaciones en la neurociencia, muestran que tejer y otras formas de artesanía textil como la costura, el tejido y crochet, tienen mucho en común con la atención plena y la meditación – se reporta que todas tienen un impacto positivo en la salud mental y el bienestar. Una investigación señala los efectos terapéuticos del tejido, más de la mitad de los encuestados informó que tejer les hacía sentir “muy feliz”. Y muchos tejían por los efectos de relajación, y alivio del estrés. www.vozymovimiento.com





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