Al mirarnos con otros humanos, tenemos un primer y muy importante dato sobre la existencia de sujetos muy similares a nosotros, pero también cuando alguien nos mira sentimos que estamos ante otro ser, ante otra conciencia y no ante un simple objeto como un árbol o un auto o un perro.Como lo explica J. P. Sartre, inmediatamente que enfocamos con nuestra vista al otro sujeto, abrimos la comunicación haciendo una “evaluación” de nuestras posibilidades de tranquilidad, de necesidad de ayuda o peligro, si esa persona nos va a avalar o a enfrentarnos, si podemos contar con él o debemos oponernos, si nos va a valorar o va a cuestionar lo que somos o lo que queremos.Si estoy espiando por el ojo de una cerradura en una puerta ajena, pero de repente, sentimos que alguien está en nuestra espalda, nos mira y nos ve espiando; al darnos cuenta de que nos ven, de que nos miran sentimos vergüenza por ser vistos por la presencia de la conciencia del otro.La presencia del otro nos compromete a ver y evaluar nuestra conducta, y además tomamos consciencia de nosotros mismos, de la situación concreta y embarazosa en que estamos.La presencia de la otra persona es necesaria para obligarme a mi mismo, que observo indecorosamente por la cerradura, a tomar conciencia de mi mismo, de mi situación y actitud vergonzosa, somos conscientes de nosotros mismos en la medida en que el otro nos valora, cuenta con nosotros, nos estima, odia, quiere o nos detesta. La presencia del otro como sujeto, su mirada, tiene un valor tan importante que sólo mediante esa mirada, se puede decir que somos conscientes de nosotros mismos, de lo que pensamos, valoramos y sentimos.Por eso cuando alguien me mira por sobre su hombro doblando la cabeza, me siento despreciado, haciéndome “subir la mostaza”, porque es un acto inmerecido para mí o para quién sea, así me doy cuenta que mi persona no es agradable para todos, que algunos no creen en mi y que no confían en lo que pueda ofrecerles.Ni hablar de aquellos a los cuáles uno se dirige para hablarles, y huyen con su mirada en un teléfono, una revista, un diario, un documento o simplemente en el aire, en un punto distante.“Días atrás estábamos en una reunión de trabajo entre encargados de sector, hablando sobre las distintas formas de mejorar nuestro rendimiento dentro de la empresa, y en un intercambio de opiniones sentí la necesidad de explicarle una situación a uno de los concurrentes específicamente.Durante mi explicación, la persona que recibía mis argumentos se la pasaba escribiendo mensajes en su teléfono, huyendo de mi mirada y de mi atención, demás está decir que paré mi alocución cuestionándole su “alta de tacto”.Esto de mirar para otro lado, parece ser una costumbre muy común dentro del ámbito en que me muevo, durante años mis diálogos con algún directivo siempre se realizó con el “diario por medio” y la mirada del otro sobre él.Pero por otro lado existe la mirada de los amigos y amigas, esos seres que se paran frente a uno con la mirada sincera y feliz de tenernos al lado.“Con los amigos, basta mirarse://Puente invisible quieto se tiende.//Brillo de vida, punto de encuentro…//Juntos cruzamos por ese puente.//Sólo me queda mirar confiado//y hacer mi parte del puente amado…//Y al Dios que me ama, lo miro y pido://“Guarda en tus ojos a mis amigos”-Autor desconocidoEl ser humano presenta una particularidad esencial, que lo distingue de la mayoría de los seres vivos, y es su tendencia a vivir en sociedad; llevamos en nuestra herencia el deseo de estar juntos a otros seres como nosotros, buscamos casi permanentemente la relación con el otro.Esta relación con el otro es muy importante pues nos ayuda a reafirmar nuestra propia existencia, al compararnos podemos conocernos a nosotros mismos y entender algunas de nuestras reacciones, que es lo que sucede cuando la mirada amorosa de nuestro amado nos inunda y nos hace perder la noción del tiempo. Según J. P. Sartre en su obra “La Mirada” cuando nos miramos, captamos que el otro no es un objeto, sino que es un ser del cual podemos esperar comportamientos y cosas; cuando el otro me mira me descubro como ser humano, pues me despierta sentimientos de alegría debido a que puede ser un amigo que me ayude, de miedo por la posibilidad de ser usado por el otro, de vergüenza por haber hecho algo que fue incómodo como mirar por la cerradura, de pena y de orgullo por captarnos a nosotros mismos como sujetos pensantes. Cuando alguien nos mira, sentimos que estamos frente a otro ser que también observa, no ante un objeto, sino ante una conciencia como la nuestra que nos evalúa, viendo al otro puedo aceptarlo o no, puedo ser hostil o pacífico, puedo estar alegre o triste, puedo ser temeroso o valeroso, descubriendo así en mí la múltiples posibilidades de reaccionar con diferentes sentimientos y emociones.Mirando al otro evaluamos que podemos tener enfrente nuestro a un ser con el cual nos podemos oponer, que puede cuestionar lo que somos y lo que queremos, o lo podemos contar para nuestros proyectos porque nos valora.La mirada del otro es una evidencia que tenemos para construir nuestra consciencia, pues nos hace conscientes de nosotros, en la medida en que el otro nos valora, nos estima, odia, quiere o detesta.En las miradas existe un ida y vuelta de reconocimientos entre uno y el otro, y en última instancia una lucha de tensiones entre ambos, iniciando así una relación, un mutuo reconocimiento en contra o a favor del otro.Pero todo lo que entra por nuestros ojos, dependerá de la limpieza de nuestra mente que observa y los significados que en ella se guardan.Si nuestros significados están sucios y degradados distinguiremos las situaciones de forma borrosa y deteriorada, las personas serán seres para desconfiar, sin poder ver las potencialidades de cada uno.Si nuestro ser está lleno de envidia, egoísmo, vanidad, odio, rencor y falta de perdón, no veremos nada bueno en el otro.Si nuestros significados son claros y limpios nuestra mirada será más pura, y podremos mirar con menos prejuicios y maldad.u0009Deseo tu opinión:[email protected]





Discussion about this post