Con más de dos mil plantas de orquídeas de cientos de especies diferentes Haydée Cabassi tuvo que aprender fotografía porque “con cada floración tenía que contratar a un fotógrafo profesional para armar mi registro y luego ya me resultaba muy caro”. Así es Haydée, pura pasión, compromiso y búsqueda. Es que cada cosa que decide hacer en su vida no es solo un pasatiempo “es estudiar” a fondo y no parar hasta lograr lo mejor. La conocí hace años, cuando había que hablar de orquídeas profesionalmente, es que “cuando comencé lo hice con una planta y luego otra y otra. Estudié, hice cursos, viajé muchísimo buscando y descubriendo nuevas especies. Cada una tenía que ser mía y formar parte de mi orquidiario”. Un lugar precioso y mágico, ese es su patio, relativamente pequeño pero que alberga a las miles de plantas. Mientras recorremos el lugar, los pajaritos se hacen sentir, los mieleros buscan el bebedero, Haydée nos explica que esos pajaritos son parientes de los pitogüé. Algo que ahora está aprendiendo, a reconocer a las especies y aprender sobre sus características. Todo gracias a que un día se compró su primera cámara de fotos para hacer ella misma sus registros de orquídeas. “Así conocí el mundo de la fotografía. Claro que tenía que aprender, hice cursos, sigo haciéndolos porque apenas estoy aprendiendo. Un día me dicen ‘¿querés sumarte al grupo de avistaje de aves?’, bueno dije, si es para salir a la naturaleza dije sí y así comenzó mi otra rama”. Y realizó su primer curso con el grupo COA Tangará (este último es el nombre de una especie local) en la reserva urbana Itá, después vinieron los demás.Lo bueno de la polifacética vida de Haydée es que su “trabajo no tiene nada que ver con la naturaleza”, pues en el Poder Judicial se mueve entre expedientes, es otra realidad. Con 41 años de profesión su entusiasmo sigue intacto, “lo hago con el mismo esmero que estas otras cosas”, confiesa mientras sugiere que cada cosa que uno emprende requiere de una preparación, estudio, investigación, pasión y curiosidad. Hacer otras cosas después del trabajo diario para mí es “un cable a tierra, sentís una diferencia que te permite cortar. Me voy y cuando estás sumergida en el pastizal, la selva, el pantanal, te olvidás del mundo no pensás ni que te puede morder una víbora, o picar un mosquito. Vivís la intensidad de lo que estás haciendo”. Felicidad plena. ¡Gracias Haydée!Por Rosanna [email protected]





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