Juan De Olivera fue condenado ayer a diez años de prisión por el Tribunal Penal 1, por haber intentado matar a su expareja, Delia Zarratea, utilizando un cuchillo, arma de fuego, golpes y una botella, a las 20.30 del 6 de octubre de 2010 en una vivienda de San Javier.Si bien, por el monto de la pena hubo disidencia entre los miembros del Tribunal (Eduardo D’Orsaneo estimó en cinco años la condena) la calificación fue coincidente con el presidente del Tribunal, Ángel Dejesus Cardozo y Martín Errecaborde, quienes determinaron los diez años de detención bajo la figura de “homicidio simple en grado de tentativa y tenencia de arma de fuego”.La última jornada de debate, se inició a las 9 con el alegato de la fiscal Liliana Picazo, quien durante 45 minutos desplegó su acusación y solicitó la condena de diez años.Picazo fue precisa y contundente: “Una simple discusión de pareja no tiene balas, nafta, cuchillo, y nadie entra por una ventana para una simple discusión con su exesposa (…) A cien metros se escucharon los gritos de socorro (de Zarratea)”. Remarcó que el agresor “actuó con dolo de matar, pero los tiros no le salieron. Zarratea escuchó los tres ‘clics’ y las pericias en el arma lo confirmaron (…) Pero (De Olivera) ante la frustración de no lograr eliminarla fue a tomar un cuchillo y después otro. ¿Para qué lo haría, o fue a tatuarla?, que yo sepa la profesión de De Olivera es albañil, no tatuador”.También señaló que la víctima “no murió porque fue (el vecino Manuel Antonio) Lemes el que llegó y rompió la puerta para frenar el ataque, y que el crimen quedara sólo en grado de tentativa”. En ese momento Zarratea escapó ensangrentada y fue socorrida por sus vecinas. Mientras esto ocurría, “De Olivera fue por más”, según el relato de Picazo: “Tomó un bidón de nafta y dijo ‘ella quería todo (la humilde vivienda, un kiosco y un lavadero precario), por eso yo vine por todo o por nada’ y hasta intentó tirarle combustible al vecino policía que acudió (a frenar el ataque)”.En cuanto a la hipótesis de que Zarratea se provocó las lesiones alterada por una discusión de pareja, la fiscal fue tajante: “Irrita la sana crítica racional pensar que una mujer se autolesione, se golpee o se corte primero con una mano, después con la otra, se lastime la cara, los brazos. Los médicos declararon que eso es imposible, más aún en zonas del cuerpo de alto riesgo como el tórax”.Tras solicitar los diez años de prisión para el encartado, la fiscal recordó una frase de Delia Zarratea expresada luego de declarar en la primera jornada del juicio el jueves: “Mi única preocupación es por la persona que convive hoy con De Olivera, porque ella puede ser la próxima víctima”. IncidenteDelia Zarratea estuvo presente en la sala de audiencias de calle La Rioja, pero debió retirarse por orden del presidente del Tribunal, Ángel Dejesus Cardozo, cuando interrumpió el alegato del defensor de De Olivera, José Ramón Bridier.“Tenía que matarme entonces”, se ofuscó y lanzó la mujer cuando el abogado intentaba convencer a los jueces de que ella “se autolesionó en medio de una crisis nerviosa, de las que producen reacciones impensadas e incontrolables”.Pero Bridier fue aún más polémico sobre este punto: “Las crisis de nervios son mayores en las mujeres por su estructura natural”, dijo y se encaminó a que “De Olivera quiso calmar a la señora, el fue a la casa a apaciguarla”.En cuanto a la información aportada por los testigos durante el debate, buscó reducir el impacto de una vecina ama de casa de Zarratea que la asistió, cubrió con una cortina y que además sostuvo en el debate: “Pensé que Delia se moría”.Bridier señaló al respecto: “El ama de casa es ama de casa, puede pensar hasta que puede bajar la luna”. Después de sus polémicos argumentos, el defensor solicitó al Tribunal la absolución de De Olivera por el beneficio de la duda (“in dubio pro reo”).Una hora después, a las 12 en punto, el Tribunal emitió su fallo y condenó a diez años de prisión al hombre de 44 años. Los fundamentos de la condena se conocerán el próximo viernes 18 de marzo.“Es un alivio”Gerardo Zarratea, hermano de Delia, fue el único familiar que permaneció en la sala hasta que se conoció la sentencia. Sin mostrar odio o resentimiento, dialogó con PRIMERA EDICIÓN: “No siento venganza, nunca lo sentí, pero este fallo es un alivio más allá de la cantidad de años. De Olivera es culpable, esa es la pena merecida y sirve para que las demás mujeres que son víctimas de violencia pierdan el miedo y denuncien”.“La Justicia en este caso tardó mucho, casi seis años, pero llegó y con una pena que se merece, ahora espero que mi hermana se recupere, porque ella sufre de nervios después de que casi la asesinaron, espero que pueda rehacer su vida con normalidad, ya no puede sufrir más”, cerró Zarrratea y preguntó dónde quedaba la Plaza 9 de Julio, porque cerca de la Catedral debía ir a reencontrarse con Delia y retornar silenciosamente a San Javier.





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