Detrás de un cuerpo obeso, muchas veces, se esconde un sinnúmero de tristezas, capaces de ahogar incluso hasta el más mínimo pensamiento de superación. Casi siempre es necesario un sacudón al espíritu para que la persona que sufre sobrepeso y que ni siquiera se atreve a incorporar la palabra obesidad a su vocabulario, busque una salida del laberinto en el que se encuentra y se atreva a vivir. Así le pasó a Valentina Ríos, que logró dejar atrás treinta kilos y hoy por hoy es coordinadora del grupo Alco.La obesidad es una enfermedad y “la recuperación va de la mano de cambiar hábitos, lo más saludable es cambiarlos gradualmente, con el acompañamiento del grupo”, relató la joven de 34 años a PRIMERA EDICIÓN. “Cada persona enferma que decida recuperarse debe dedicarse. Cada uno tiene que tener su tiempo de recuperación. Yo bajé treinta kilos en seis meses y medio, pero no es lo recomendable, esa es mi experiencia”, agregó. Valentina asegura que “me enamoré del plan, me cayó bien esto. Me empecé a sentir mejor, completé un desafío, leí la literatura y me estimuló. Esta es mi experiencia”, dijo sobre todo lo que el plan hizo por ella, primero para enamorarla, después para ayudarla.Como para corroborar que cada uno tiene sus tiempos, sus formas y sus espacios, Valentina destacó que “hay gente que comenzó conmigo y bajó un poquito menos, pero es porque toma un tiempo. Los hábitos los incorporamos a lo largo de la vida, ellos son la causa por la que llegamos al grado de obesidad que cada uno tiene y revertir eso para vivir saludablemente lleva su tiempo”, aseguró. Tiempo parece ser la palabra clave. Cada persona debe adaptarse a los tratamientos y seguir su propio ritmo, es la única manera de alcanzar el objetivo de bajar de peso.Más kilos después de ser mamáLos treinta kilos que Valentina despidió tras llegar a Alco fueron consecuencia de uno de los más grandes desafíos de su vida. “Subí treinta kilos después de tener a mi segunda hija y todo vino de la mano de una situación emocional que no era la indicada”, relató Valentina y explicó que para que una persona empiece “a comer en exceso como para no hablar siempre hay otro motivo”, aunque reconoció que “para la obesidad también está el condicionante genético. Eso no lo vamos a negar, pero eso se encamina con buenos hábitos, aprender a comer menos cantidad, más veces al día, a moverse un poco más. A veces no nos damos cuenta de que la vida moderna también nos hace movernos cada vez menos”.El clickValentina aseguró que, para una persona obesa, es difícil reconocer “el nivel de obesidad que tiene, está distorsionada la imagen que uno tiene de uno mismo, uno se aferra a eso de no sacarse fotos, no mirarse al espejo para seguir engordando”. En medio de esa marea de sensaciones, un día se le presentó una situación que hizo que Valentina dijera hasta acá llegué. El famoso “click” que les pasa a muchos en momentos cúlmines de sus vidas. “Estaba trabajando en una oficina. Medía 1,60 de estatura y pesaba noventa kilos. Se acercó una señora hiperobesa y me dijo ‘viste que ahora en el hospital van a hacer gratis la bariátrica, vamos a poder ir’. Me trató como igual una mujer de 120 kilos, entonces me asusté y pensé en lo gorda que debía estar para que una persona hiperobesa me dijera así. A eso se sumó una serie de situaciones personales que me llevaron a darme cuenta de que estaba necesitando que alguien más me ayude”.Valentina aseguró que siempre se sintió gorda, pese a que “no era así, porque en la adolescencia tenía el mismo cuerpo que actualmente”, aunque “nunca recurrí mucho a las dietas porque elegía abrazarme a la depresión, a la angustia, al no aceptarme, mi vida era un ciclo vicioso de angustia. No buscaba la salida, me quedaba en ese rollo”, dijo. Después del tratamiento en Alco, después de los seis meses de seguir al pie de letra las indicaciones y luchar contra los hábitos de toda la vida, apareció la verdadera Valentina. “Ahora todos saben quién soy, en todos los ámbitos: en el trabajo, en la calle, al tomar un colectivo, saludar, porque logré aceptarme a mí misma y es entonces cuando se celebra todo lo que se tiene”, entendió. Aurelia Irrazabal, responsable del grupo Alco Posadas, da fe de este gran cambio y detalló que “ahora Valentina es una coordinadora de grupo, una persona que tiene seguridad, que se posicionó en la vida. Alco es solamente una parte, pero toda esa actitud que tenemos dentro de Alco la llevamos a nuestro entorno. Te posicionás en la vida, pisás de otra manera, te da otra seguridad el crecer interiormente”, indicó la mujer que también podría brindar su testimonio de vida antes y después de Alco.“Decimos que Alco es para adelgazar y mantenerse. En el adelgazamiento lo que cambiamos es la cáscara que va afuera, en el mantenimiento trabajamos nuestro interior. Eso nos ayuda a fortalecernos, a ver con otros ojos. La gente cree que porque es depresiva engorda y no, es al revés. Entonces, hay otra actitud, alegre, porque cambiás de humor, te sentís capaz de hacer lo indecible, agarrás una buena energía y no te detenés ante los problemas”, describió Irrazabal, también conocida como “Mami”.“Siempre decimos que las crisis son desafíos, son cosas para solucionar con buena voluntad, actitud, buen trato. Por supuesto en algún momento explotaremos pero ya no siempre, tenemos seguridad en la persona, otra actitud, más serena, más tranquila y el objetivo de Alco es alcanzar la serenidad y la sobriedad en el alimento y la actitud”, apuntó “Mami” a PRIMERA EDICIÓN.Respuestas mágicas“La cirugía bariátrica se presenta como una solución fácil, a corto plazo, pero cuando la gente dice bajé treinta kilos a partir de la cirugía en realidad fue porque el pos-operatorio es severo, tenés que consumir sólo líquidos y alimentos blandos. Cuando esa persona empieza a poder comer de todo, los hábitos que tiene son los mismos a cuando tenía sobrepeso y le cuesta mucho acostumbrarse. Hay gente que operada y todo recupera el peso de antes”, explicó Valentina.Añadió que “la magia existe y es la acción. Tomar conciencia de esto y ocuparse en el tiempo, como es una enfermedad crónica, porque es para toda la vida. Tenés años para caminar de manera saludable, con una sonrisa, porque esa es la manera de vivir. También tenemos que hablar de esas cosas porque la obesidad tiene muchos otros aspectos que por ahí no se mencionan. Uno visualiza una persona con 150 kilos, pero no que esa persona está depresiva, tiene sentimientos de frustración, angustia, puede ser agresiva, víctima o violenta, tiene traumas, cosas que fueron fomentando a que su vida se encauce de esa manera”, reconoció Valentina. “Alco está basado en Alcohólicos Anónimos. Los alco
hólicos tienen doce pasos para recuperarse. En nuestro caso tenemos doce escalones: el primero es la negación, no aceptás que estás como estás”, subrayó Aurelia y agregó que muchos dicen “como por ansiedad, pero qué es lo que buscás cuando estás ansioso: chocolate, facturas, tortas, asado, embutidos, queso, mayonesa; nadie ansioso busca pepinos, lechugas, zanahorias porque no hay adicción a eso”, cerró Valentina con la sonrisa de siempre. Esa que volvió con más fuerza después de un tiempo y que hoy alumbra toda su vida. Ese es el camino que ella caminó y que ahora, desde su lugar y con su experiencia, ayuda a los demás a transitar.Para los pequeñosHubo varios intentos para conformar los grupos “Alquito” en la provincia. En determinados momentos funcionaron, pero “el sobrepeso del chico tiene que ver con los malos hábitos alimentarios del padre, la madre o incluso de ambos. Cuando abrimos ‘Alquito’ tratábamos de hacer mucho hincapié en que asista la persona que cocina, como puede ser la madre, abuela, la chica que le prepara la comida y es ahí donde tenemos siempre mucha dificultad. Los padres no quieren asistir”, aseguró Irrazábal.





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