El próximo 24 de marzo será un día distinto en Argentina. Distinto porque como ocurre desde que se iniciaron los actos en repudio por el golpe de Estado de 1976, y desde que se instauró como día Nacional por de la Memoria por la Verdad y Justicia allá por el 2002, un presidente de Estados Unidos posiblemente forme parte de alguna ceremonia. Barack Obama llegará a Buenos Aires el próximo 23 y según lo adelantó el Gobierno, estaría presente en el predio de la exEsma, rindiendo homenaje a las víctimas de la dictadura iniciada por Videla, Massera y Agosti. Será inusual. Primero, porque la última vez que un mandatario estadounidense estuvo por estos lares se fue mascullando bronca. Si al expresidente George W. Bush le preguntan por Latinoamérica una de las primeras cosas que recordará seguramente es aquella cumbre de Mar del Plata de 2005. En su intención de sumar a esta parte del continente al tratado de libre comercio le respondieron ¡váyase! Segundo, porque desde la crisis de 2001 se acrecentó el sentimiento anti-norteamericano en nuestro país. Y tercero, porque en los sectores políticos más radicalizados, Obama ya genera repudio por su visita, pero también contrasentidos. Llegará desde Cuba, después de iniciar el cese del aislamiento de la isla, y tras dejar una poderosísima carga simbólica. Será el primer presidente que pisará los mismos suelos que una vez albergaron estructuras misilísticas erigidas para destruir a los Estados Unidos. Quienes lo defenestran siempre reclamaron por el cese del hostigamiento del Gobierno de los Estados Unidos al país de los Castro. ¿Cuál será su posición ante esta disyuntiva? Podrán estar complacidos por el comienzo del fin del bloqueo a Cuba, pero no por ello dejarán de ejercer su característico rol antiimperialista, con resabios ideológicos anacrónicos de la lucha guerrillera marxista de las décadas de los ’60 y’70. Pero también Barack Obama es un contrasentido en sí mismo. Recordemos que en 2009 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, por promover la cooperación internacional, e iniciativas contra la proliferación nuclear y el Cambio Climático. Pero con todo esto, en la diversidad de conflictos en Medio Oriente, continuaron muriendo civiles como consecuencia de los efectos colaterales del bombardeo con drones. Esas operaciones especiales están autorizadas directamente por el presidente de Estados Unidos, según las revelaciones de Edward Snowden, el exempleado de la agencia de inteligencia NSA. Y con horror, en octubre pasado se ha conocido el ataque del Ejército de Estados Unidos a un hospital de Médicos sin Fronteras en Afganistán. Bombas que mataron a doctores enfermeros y pacientes. El “error” quedó bajo investigación. Supuestamente confundieron el hospital con un edificio gubernamental tomado por los talibanes. Versiones periodísticas mencionaron que el ataque se produjo porque sabían que allí había combatientes talibanes y priorizaron ese objetivo “por sobre todo”. Obama no apretó el botón, pero las responsabilidades llegan hasta la Casa Blanca.Dicho esto y volviendo a nuestro país. La titular de Madres de Plaza de Mayo Hebe de Bonafini, repudió el arribo del presidente de Estados Unidos. “El 23 y 24 de marzo, como una cachetada a la historia, a nuestros hijos, y a nosotras, las Madres, llega Barack Obama al país, invitado por otro enemigo de las Madres: Mauricio Macri, hoy presidente de la Argentina, un dictador que llegó por los votos y, desgraciadamente, gobierna el país”. “Tiene las manos manchadas de sangre y acá no lo queremos. Nuestra organización, la Asociación Madres de Plaza de Mayo, repudia con todas sus fuerzas la llegada de Obama al país” sostuvo Bonafini en un comunicado oficial. Discurso combativo y previsible de parte de quien festejó el ataque a las Torres Gemelas en septiembre de 2001. Por su parte, Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, se mostró preocupada por el arribo de Obama, pero a diferencia de Hebe, tuvo reparos en qué iba pasar con la Plaza de Mayo el 24 de marzo. Históricamente ha sido un lugar emblemático de Madres y Abuelas para conmemorar el inicio del nefasto Proceso de Reorganización Nacional, pero en esta fecha próxima, ante la visita de un presidente de los Estados Unidos, por cuestiones de seguridad, lo lógico es que se encuentre cerrada. Por eso, Carlotto insistió con una reunión con el presidente Macri. En un principio el presidente “no tuvo tiempo” de recibirla y eso molestó a la titular de Abuelas, pero lo que se avecina el próximo mes, cambió lo que se daba. En una reunión en la Residencia de Olivos, en la que también participaron además la Agrupación H.I.J.O.S.; Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora: el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas; el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj; y el Ministro de Justicia, Garavano, Macri les prometió que el jueves 24 de marzo la Plaza de Mayo estará habilitada para los actos que cada año allí se realizan. Al término del encuentro los representantes sociales y los funcionarios del gobierno dieron una conferencia de prensa. El representante de H.I.J.O.S., Carlos Pisoni, leyó el documento que Carlotto y los organismos le entregaron al jefe de Estado. Entre otros puntos cuestionaron que la visita de Obama coincida con el aniversario del último golpe militar. Pisoni dijo que la agrupación que representa califica como “una provocación” el viaje del mandatario de Estados Unidos a la Argentina.Luego ante la pregunta de una periodista a Carlotto sobre si aceptaría reunirse con Obama respondió: “Si el señor Obama quiere tener una reunión con nosotros, por supuesto, es el presidente de un país democrático. Estados Unidos fomentó la represión en nuestro país en esos años, pero el pueblo estadounidense ha sido muy solidario”. La titular de Abuelas dijo además que si se encuentra con Obama le pedirá la desclasificación de los archivos relacionados con los años 70, porque pueden tener mucha información sobre los nietos robados y los desaparecidos. Respecto a que Washington fomentó los gobiernos dictatoriales en Latinoamérica, a la luz de la historia de eso no quedan dudas. Porque la “Escuela de las Américas”, ubicada en Panamá, sirvió como el centro de adoctrinamiento de los militares de la región, donde entre otras cosas, se los formaba para combatir la subversión ligada al comunismo, y a los gobiernos que contaban con ese perfil, como fue el caso de Salvador Allende en Chile. La paradoja o el cinismo, aparecen con el golpe de 1976. Porque Washington, desde 1946 a 1984, fomentó la instrucción militar contra el marxismo y sus manuales de tortura y violación de Derechos Humanos, pero así también, el presidente de aquel entonces Jimmy Carter, fue uno de los tantos que denunciaron abiertamente el extremismo de los militares que gobernaban la Argent
ina.El secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj dijo que “Es una posibilidad concreta llevar a Obama a la exEsma. Que venga es un hecho significativo, un reconocimiento a las víctimas, al trabajo de los organismos de derechos humanos y a toda la sociedad argentina. Más conociendo el compromiso de Obama con los derechos humanos”. A decir verdad, la crítica puntual a Barack Obama por su visita a la Argentina y a la exEsma puede resultar injusta si se lo culpa por lo que pasó con la dictadura militar. Pero así como al Papa Francisco muchos lo acusan por los crímenes cometidos por la Iglesia Católica en siglos anteriores, al actual presidente de Estados Unidos le quieren hacer pagar por los pecados cometidos por sus antecesores. Lo que no se puede soslayar es la importancia de la visita del presidente de la primer potencia mundial, si se la utiliza para beneficio de la Argentina. Con los arribos del primer ministro Italiano Mateo Renzi, el presidente francés Francois Hollande, y ahora la de Obama, nuestro país vuelve a estar en la consideración del mundo desarrollado. Ojalá sea para beneficio mutuo, porque la clase política debería haber aprendido lo que pasó con las “relaciones carnales” del Gobierno de Carlos Menem. Lo cierto es que Obama transita sus últimos meses de mandato. Quiere dejar el cargo con un hito como el acercamiento a Cuba, y trabaja para que la reapertura de relaciones con La Habana no pueda dejarse de lado, sea quien fuere el que lo reemplace en enero de 2017. Además, tiene intenciones para que “finalmente” este año se concrete el cierre de Guantánamo. Respecto a Argentina, si se concreta su presencia en la exEsma, será una situación un poco extraña. Una poderosa imagen simbólica, como la visita de Juan Pablo II a la prisión donde se encontraba su “matador” el turco Alí Agca. Pero esta vez, por lo que se ha anticipado, y por lo que dicen sus detractores, será el “cómplice de la dictadura” quien visitará el centro de detención, tortura y muerte. Aunque, en el caso de Obama, no fue él el que ordenó jalar los gatillos ni encender las picanas. Por Lic. Hernán Centurión





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