Señora Directora: Hace años que se dice que Argentina es federal y sin embargo se sabe que la gran mayoría de los trabajadores en Buenos Aires ganan mucho más que los trabajadores del resto del país, lo que demuestra que siempre hubo preferencias y beneficios para los porteños y bonaerenses. Acá en Misiones solamente ganan muy buenos sueldos los funcionarios y legisladores; además somos los únicos que aportamos el 19% de jubilaciones, mientras que en el resto del país aportan el 11%. Los precios en la gran mayoría de los productos son más económicos en Buenos Aires que en el resto del país y aunque se hable del flete, eso no justifica duplicar o triplicar los costos originales. Las mejores papas, cebollas, carnes y frutas van a Buenos Aires y nosotros recibimos muchas veces con cortes, fallas o con un precio que no se justifica. Durante años los porteños pagaron bimestralmente la energía que consumían y a un precio vergonzoso, mientras nosotros con una represa en las narices, pagamos mensualmente uno de los precios más altos del país. Y respecto al gas digamos que sería bueno que se continúe con las garrafas y si “llegara por casualidad el gasoducto”, poner en práctica lo que un lector publicó hace poco para que el gas se utilice para generar energía y se provea gas por cantidades importantes a empresas interesadas. Generar energía con el gas permitirá utilizar los electrodomésticos a menor costo, prescindiendo de la garrafa. Con sólo imaginar la destrucción de veredas, cordones, empedrados, asfaltos, sumados a los lugares anegadizos o de formación basáltica (más los hurtos con riesgos de explosiones, como sucede con el “enganche” en los cables aéreos), agregando los altos costos que ello implicaría, no vale la pena pensar en esa megaconstrucción antojadiza y con intenciones económicas personalizadas. Estamos viviendo momentos difíciles en lo económico y hacer obras con inteligencia y capacidad, darían mejores resultados.





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