Señora Directora: Para el ser humano hay dos condiciones importantes que hacen a su conducta ante los demás y son la sinceridad y la honestidad. Y tal vez los cambios en el comportamiento de la sociedad hizo que se diluyan esos conceptos y ser sincero ya es relativo para muchas personas, dado que demostrar “la cara que conviene según el momento” es común observar en quienes pierden su legitimidad y su aspecto interior que ya no es real. Desde niño el ser humano adopta conductas que observa en su entorno, porque aunque se diga: “Son inocentes y todavía les falta crecer”, eso no quita que tengan la capacidad de entender lo que escuchan. También hace a la cuestión lo que vive en su hogar y si se maneja en soledad cuando sale de su casa, para ir a la escuela o a cualquier lugar para entretenerse. En cuanto a la honestidad, también es una condición que se adopta desde la niñez con la enseñanza y ejemplos de los padres, que se suma a lo que aprende en la edad escolar, de acuerdo a quienes serán los docentes que serán los responsables de complementar su educación. Hoy ser honesto suena “raro” y es como si hubiera pasado de moda, pero quien lo es, puede dormir tranquilo y no tiene que rendirle cuentas a nadie. Así pues, la falsedad y la deshonestidad ganaron un amplio espacio en la relación humana, destruyendo la posibilidad de que muchas cosas se mantengan en equilibrio y en beneficio de la convivencia entre quienes vivimos en el mismo espacio terrenal. Por eso, el desafío más grande que tiene una persona durante su vida, es tratar con sus semejantes.




Discussion about this post