Agrupados en la sigla Mecate, cerca de medio centenar de jóvenes de distintos colegios y barrios posadeños se reúnen en la plaza San Martín en lo que denominan “Juntada” para compartir momentos, confrontar ideas, escuchar buena música o tomar un tere. En el encuentro número 25 decidieron que este tipo de reuniones tomaría, además, un tinte solidario, aunque todavía no definieron acciones concretas. Mecate comenzó en julio del año pasado a través de una convocatoria de Facebook y de WhatsApp, y siguió creciendo con el objetivo de aglutinar a más chicos de entre 13 y 19 años.“Empezó por WhatsApp y como quisimos que se conociera más aún, se nos ocurrió hacer una convocatoria a través del Face para congregar a más gente”, explicaron Fabricio Gaona, Gimena Ibáñez y Denise Soto, que son los administradores de las redes sociales. La idea era “que seamos más y nos pudiéramos comunicar mejor. Buscamos que haya más gente en la juntada. Queremos tener más amigos para socializar y de esta manera evitar que nos llevemos mal”, insistieron, mientras esperaban que se aglutine la mayor cantidad de participantes, en la calurosa tarde de viernes.Mecate está integrado por adolescentes y jóvenes de distintos colegios, provenientes de distintos barrios de la ciudad que en cada uno de los encuentros viven un clima de fiesta.“Nos juntamos en las plazas, sobre la costanera, hablamos de la vida, de cosas que nos interesan, a contar chistes, escuchar música o tomar tereré, y de esta manera creemos que socializamos mejor. Tenemos los mismos códigos, las mismas ganas de hacer cosas, aunque cualquiera puede sumarse siempre y cuando no armen ‘bardo’ contra otro grupo. Creemos que ir conociéndonos entre todos, es mejor”, dijo Gaona, que cursa el cuarto año del Instituto Jesús de Nazareth. Ibáñez, que asiste al segundo año del Instituto Pedro Goyena, agregó que “tenemos ganas de hacer una movida solidaria, comenzar con donaciones, pero no tenemos nada definido. El vienes pasado nos juntamos para empezar a mover ese tema. Nos gustaría empezar a ayudar a la gente que necesita o colaborar con fundaciones que se ocupan de las personas de escasos recursos. Vemos necesidades en todo Posadas, pero nos llama la atención quienes están en el centro tratando de pedir monedas al lado de los bancos o los negocios”.“No conocía a nadie cuando vine a la primera juntada y ahora estamos por cumplir los siete meses. El primer día me sentí un poco extraña y empece a hablar con una chica que tenía a mi lado, y empezamos a juntarnos. Cada semana seguí el ritual y ahora es como que somos una familia pequeña que va creciendo”, confió Soto, que va al segundo año del colegio Santa Catalina.




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