Es una de las carreras más requeridas por estudiantes de toda América Latina y su nivel académico es reconocido por todo el ámbito educativo. La carrera de licenciatura en Genética de la Universidad Nacional de Misiones (Unam) comenzó a funcionar en 1975, en el Instituto del Profesorado de Misiones, ubicado en el edificio de calles Tucumán y Rivadavia. El profesor Herminio César Santiago, rector de ese Instituto desde 1968, acompañó la creación de la misma, la primera en su tipo en toda Sudamérica. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN recordó detalles de su creación y repasó una instancia crítica: el riesgo de que la cerraran durante la última dictadura militar.¿Cómo recuerda la creación de la licenciatura en Genética de la Unam?En 1968 yo fui designado por el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, como Rector del Instituto del Profesorado de Misiones que funcionaba en el edificio de Tucumán y Rivadavia (hoy Posgrado en Antropología Social de la Facultad de Humanidades) con las carreras Historia, Literatura y Castellano, Matemática, Ciencias Naturales y Ciencias de la Educación. Genética se creó en 1975 por impulso del profesor de biología Mario Beltrami, formado en la Universidad Nacional de La Plata, que era docente del Profesorado en Ciencias Naturales (PCN) en el Instituto. Como Genética tenía materias afines con el PCN, se incorporó a esa carrera y funcionaba en el mismo edificio (desde 1975 hasta 1985, año en que pasó al edificio actual de la FCEQyN). Los laboratorios estaban en el anexo de Rivadavia casi Tucumán (edificio donde hasta hoy funcionan proyectos de Biología Pesquera, el Herbario MNES, entre otros). El cuerpo de profesores se integraba muy bien con el del PCN. Entre los docentes estaban Blas Héctor Roa, licenciado en Biología de Misiones, formado en La Plata, el estadístico Horacio Schwieters, Liti Aquino de Cricel, entre otros.Formar un plantel docente es un proceso complejo…Yo no dormía. Todo era un aluvión. Convocamos a un profesor de Corrientes que daba Ecología, que fue una novedad esa materia en ese momento, tenía dedicación exclusiva y viajaba todas las semanas desde Corrientes a dictar las clases. Beltrami lo convocó a Roa que fue un puntal muy grande, un trabajador incansable. Para el estudio de piscicultura él consiguió en Buenos Aires el subsidio de investigación, que era muy difícil conseguir en esa época, sobre todo si tenemos en cuenta que era época de gobierno militar. Fueron ellos quienes organizaron el proyecto de Biología Pesquera con Roa donde participaban los de Genética con los del PCN. Armaron una jaula que la tenían en el río y la cerraban y estudiaban los dorados. Tenían un subsidio nacional basado en el criterio de la alimentación, se pensaba en los peces con ese fin, se estudiaba sistema de reproducción, de hábitat.¿Cuántos ingresantes tuvo la carrera en esos primeros años? Muchos que eran de biología se anotaban en la licenciatura. Eran de Misiones y alrededores. Después empezaron a venir de Buenos Aires, de Mendoza, Paraguay, Bolivia, Perú.¿Cómo organizaron para que tantas carreras puedan funcionar en un edificio tan pequeño?Tuvimos que amañarnos porque eran muchas carreras y el edificio no tenía mucho espacio. Recuerdo que había una terraza en el primer piso del profesorado y la parte administrativa estaba en un salón abajo. Una cosa que hice fue cerrar la terraza para hacer un aula. Le pedí al Gobierno y la hicieron. Y abajo forramos con telgopor y quedó una sala de lectura. Hasta ese momento las carreras funcionaban desde las 18 horas, pero cuando vino todo esto -la creación de la Licenciatura- había que ampliar la franja. Pasamos a dar clases desde las 15 que fue una resistencia terrible porque muchos estudiantes trabajaban, pero no había otra alternativa. En el anexo de Rivadavia se daban los prácticos de Genética, eso aliviaba bastante la cuestión de espacio.¿Cómo equiparon los laboratorios? Me acuerdo que hicimos licitaciones y compramos algunos microscopios. Todo vino para el PCN y Genética. El profesor Beltrami y Schwieters me dijeron que habían comprado unos que eran de lo mejorcito (sic) que había en el mercado. Tardaban en llegar, acá no se conseguían. Los libros se traían también de Buenos Aires. También algunos que venían del extranjero, de Inglaterra.La dictadura militar de 1976 hizo un intento de cerrar la carrera, ¿cómo superaron esta instancia?Con Genética tuvimos muchísimos problemas porque allá en Buenos Aires la identificaban como que nosotros íbamos a crear monstruos con la clonación de humanos. Nos anunciaron que vendría un Ministro del Interior, en ese momento era el general Harguindeguy y pidió entrevistar a unos alumnos, porque la querían cerrar. Entonces preparamos dos buenos alumnos, un muchacho y una alumna, y cuando vino el ministro ellos tuvieron que ir la Casa de Gobierno. Los sometió a una serie de preguntas y salieron bien. Hubo que explicarle que la Genética servía para mejorar los cultivos, las plantas, la procreación de los animales, no era una cuestión de actuar sobre los seres humanos. Se salvó la carrera, se pasó adelante y tiene su proyección. Muchos alumnos fueron a Brasil a laboratorios de investigación y algunos se quedaron, los retuvieron los brasileros porque vieron la buena formación que tenían.




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