Rodeada del cariño de su numerosa familia, Canuta Olmedo Cabaña celebró sus 106 años. Esta exenfermera de la Guerra del Chaco, que reside en el barrio Villa Poujade, brindó junto a sus allegados por este verdadero acontecimiento.Nació el 19 de enero de 1910, y estuvo casada con Natividad Estigarribia durante 80 años, con quien tuvo trece hijos. Por estos días, entre nietos, bisnietos y tataranietos suman 300 los descendientes de esta abuela, que se muestra feliz junto a quienes la rodean.Oriunda de Puerto Antequera, localidad del Departamento de San Pedro, Paraguay, fue enfermera durante la guerra, en la ciudad de Concepción. La decisión de acudir al conflicto bélico fue tomada cuando tenía apenas 22 años, luego de ver que toda su familia se marchó al combate entre su país y Bolivia, recordó a los periodistas de PRIMERA EDICIÓN el año pasado, en ocasión de haber cumplido los 105.“Mi papá, mis hermanos y mis tíos se fueron de la casa a combatir al Chaco. Y la guerra -también llamado el “Infierno Verde”- se llevó a toda mi familia”, relató Canuta, al tiempo que agregó que su “papá volvió enfermo a Concepción y convocaron para que vayan enfermeras. Y fui, ahí me prepararon para la guerra porque ya no quedaban hombres para combatir y las mujeres salimos a defendernos. Yo estaba por subir al camión que nos llevaba al combate y un doctor preguntó si había enfermeras, y yo levanté mi mano. Él dijo ‘no vaya, yo necesito enfermeras en Concepción. Y me quedé en esa ciudad’”.“Después de una guerra llegó la peste y los que quedamos vimos como la peste mató igual o más personas que la misma guerra. No tiene sentido todo eso que ha pasado. No por Dios que no tiene sentido”, exclamó en oportunidad de la entrevista realizada en el jardín de su casa.Canuta se casó en el año 1927, con el excombatiente Natividad Estigarribia quien falleció a los 99 años después de 80 años de compartir el matrimonio. “Tuve mis hijos, sin ayuda de doctores”, explicó la mujer. Y agregó “antes no había médicos, un vecino venía a ayudarte, si es que había alguien para ayudarte. Parecíamos animales silvestres, antes era así”.La guerra la llevó a la ciudad de Concepción, donde se desempeñó primero como lavandera de ropas de heridos a la orilla del río Paraguay. Luego enfermera y hasta fue madrina de Guerra.“En la guerra lavé las ropas de los heridos. Muchas vidas recuperé, le daba la comida y el agua, vi gente que ya estaba entregada y los ayudé a recuperarse. Hoy los jóvenes no van ni a la colimba y eso me sorprende”.Después de la contienda bélica, lejos de ser reconocidos por defender su Patria, Canuta y su esposo fueron enviados a Repatriación, departamento de Caaguazú, donde vivió con sus hijos. Pero no por mucho tiempo.Durante el régimen dictatorial de Alfredo Stroessner, fueron perseguidos por ser “comunistas”. Canuta, recordó que una madrugada los militares atacaron a la comunidad “rociaron de balas la casa de los vecinos”. Entre ellos la suya, y algunas iglesias. En medio del tiroteo, su hija Margarita, de apenas 17 años, recibió un impacto y falleció. Esa madrugada, Canuta, su esposo y sus hijos fueron encarcelados.Años después, cuando lograron la libertad, huyeron a Posadas. Se llevaron sólo lo que tenían puesto.Ideas claras“El país se dividió y tuvimos que escapar. No tiene juicio, no tienen sentido todas estas peleas de hermanos contra hermanos. Ni ellos saben lo que es ser comunistas. Eran tan ignorantes. No tiene sentido pelear por partidos, si usted quiere ser colorado bueno, séalo. O liberal, listo. Es la ignorancia de no aceptar lo que el otro quería”, reflexionó Canuta.“La revolución entre colorados y liberales fue una pelea de hermanos contra hermanos. No tenía sentido. Y había sido que mi esposo era liberal y por eso me mandaron a la colonia de Repatriación y mataron a mi hija de 17 años ¿por qué? ¿por qué el papá era liberal?”, cuestionó.





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