Señora Directora: En el corto lapso democrático de 1983 en adelante, hemos tenido aún pocos gobiernos y podemos decir que esto recién comienza, pero no obstante debemos tener como referencia a los países que ya han sumado años y experiencia suficiente como para demostrar al mundo que con esfuerzo, trabajo y honestidad se alcanzan los objetivos que beneficiarán al país. Pero en los últimos años se ha permitido que la generación de jóvenes se aleje del estudio y también del trabajo, demostrando poco interés en prepararse para afrontar su propio destino. Claro está, que si se le entrega dinero –por poco que parezca-, un joven se las arregla y disfruta a su manera y eso lo aparta de la realidad que vivimos todos. En verdad, los adultos tenemos un cierto grado de responsabilidad en la problemática juvenil; pero el principal responsable del manejo de las posibilidades es el poder y si de ahí no nacen ideas y concreciones, entonces estamos "en el horno" como se chamuya en el tango. La estructura del control de los jóvenes está compuesta por: sus padres y familiares, los docentes y los funcionarios relacionados al tema. Pero si cada uno mira y no actúa, entonces es en vano que busquemos soluciones en bien de quienes deberán enfrentar los problemas del mañana. Ya sabemos que tendremos una herencia pesada, complicada, porque esa gran cantidad de jóvenes "ni ni", que no quiere estudiar ni quiere trabajar, será mantenida en cierta manera y serán mucho menos los que tendrán que poner el hombro. Ojala no sea tan grave el problema y que se encuentren las soluciones en el tiempo.
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