El barrio San Roque González de Santa Cruz de San Vicente se vio conmovido el viernes a la mañana por la extraña aparición de un pichón de yacaré. Pese a no ser agresivo cuando todavía es bebé, el tamaño intimida de todas formas, con lo cual los vecinos ni siquiera intentaron atraparlo por su cuenta. Para ello llamaron al Escuadrón de Rescate de Animales perteneciente a los Bomberos Voluntarios de San Vicente, quienes lograron reducir al “Lagarto Juancho” (como lo apodaron) en el momento en que se paseaba confiado en el patio de una casa. Tras algunas maniobras se logró capturar al reptil y hasta esperaron ver que medidas tomaba Ecología con el animal, que fue llevado al serpentario del instituto Antonio Ruiz de Montoya.El viernes alrededor de las 9, los brigadistas recibieron un llamado pidiendo ayuda para sacar un reptil de una casa. El llamado provino de una familia del barrio y justamente se hallaba de guardia Jorge Scheilmer, quien integra el Escuadrón de Rescate de Animales. Al llegar al lugar se encontraron con un ejemplar joven de yacaré de un metro de longitud que estaba en la cercanía de ese domicilio, buscando refugio en un pequeño arroyo que cruza el barrio.Con las herramientas y elementos adecuados los trabajadores civiles procedieron a capturar al animal extraviado que se mostraba muy agresivo. Sin embargo, no ofreció tenaz resistencia porque según explicó más tarde el rescatista “estaba en un ambiente extraño y no tenía donde esconderse en el patio de la casa”.Una vez atrapado lo dejaron en una jaula en el cuartel, donde el pequeño yacaré se mostraba muy agresivo y emitía un sonido gutural y daba coletazos cada vez que alguien se le acercaba para tomar una foto o simplemente acercarse para apreciarlo mejor.No es la primera vez que los bomberos voluntarios de la Capital Nacional de la Madera reciben un pedido de auxilio para que rescaten un animal silvestre o exótico del domicilio de un vecino de la ciudad. Scheilmer dijo que “nos llaman permanentemente para que rescatemos animales, muchos de ellos son domésticos que se caen en algún pozo, o un animal silvestre que está en la casa. Uno de los animales que más capturamos son víboras. Ahora tenemos cuatro ejemplares de especies grandes y venenosas y otras chicas algunas de ellas también venenosas. Juntamos unas cuantas y llamamos a un serpentario para que las lleven. No las soltamos en el monte ni nada de eso”, contó.




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