Impunidad no es lo mismo que inmunidad. La primera puede ser resultado de la inacción, negligencia o impericia judicial o policial. La segunda, en tanto, supone una estructura o plataforma de complicidad montada para que el o los que delinquen sean inmunes a cualquier condena legal.En Jardín América y alrededores están convencidos de que las organizaciones criminales tienen impunidad aunque no creen que sean inmunes. Se inclinan más bien por pensar que el miedo también hizo mella en la Justicia Federal.Esa es la explicación que encuentran a una situación que se extiende desde tiempos inmemoriales:?la proliferación o consolidación de organizaciones criminales dedicadas al contrabando de cigarrillos; el tráfico preferentemente de marihuana proveniente de Paraguay y de automóviles de última generación, de dudoso origen, que son comercializados o entregados como parte de pago a cambio de droga.Estos grupos, que en la provincia no son más de tres o cuatro, mueven unos seis millones de pesos por mes por este tipo de actividades ilegales, de acuerdo con datos de Inteligencia a los que tuvo acceso en exclusiva PRIMERA EDICIÓN.El nivel de impunidad con que se manejaban estas redes mafiosas pareció llegar a su máxima expresión el martes pasado, cuando parte de sus pistoleros se tirotearon con la Policía en un camino vecinal que conduce a Colonia Oasis; una jurisdicción considerada tierra de nadie después del ocaso del sol. Y antes también, probablemente.El enfrentamiento se produjo a las 20. Por fortuna, pese a las primeras versiones que circularon en torno al hecho, no hubo que lamentar heridos.A partir de allí se inició una serie de procedimientos y allanamientos en forma concatenada que terminó con un detenido y el secuestro de armas -algunas de última generación, de uso militar-; drogas y cigarrillos.La presencia en Jardín América del jefe de Policía, Manuel Mártires Céspedes, y del ministro de Gobierno, Marcelo López, fue una gran motivación para el personal policial, en un contexto de un clima de tensión y nerviosismo tras el tiroteo del martes pasado.Sin embargo, esa motivación pareciera chocar con la frialdad de otros Poderes del Estado que, tal vez por la feria de fin de año, parecieran no reaccionar ante una situación cada vez más preocupante en Misiones: el crecimiento del narcotráfico que se expresa no sólo en más drogas en las calles sino también en el aumento de crímenes mafiosos.El dato no es antojadizo: hoy se animaron a atacar a balazos a un móvil policial; mañana nadie puede asegurar cuál será el límite a quebrantar para estos grupos. Una circunstancia demasiado grave para actuar con indiferencia o mirar hacia otro lado.En Misiones no son más de cuatro las organizaciones dedicadas a estas actividades militares. Y están interconectadas entre sí; intercambian información, logística y dividendos.Inteligencia sabe que hay conexión entre los grupos de Jardín América, El Soberbio y San Vicente. Se confabulan para sacar marihuana y cigarrillos hacia Porto Alegre, Brasil, y hacia los grandes centros urbanos de Argentina, aunque con otra modalidad y por otras vías.En Jardín América saben quiénes son; también el patrimonio que poseen. Pero nadie investiga, lo que impone la pregunta acerca de la conveniencia de crear una Unidad Fiscal de Investigación Patrimonial con jurisdicción en toda la provincia, con hincapié en el origen ilícito de divisas.Oasis de autos de dudosa procedenciaInformes de Inteligencia indican que en Misiones no son más de tres o cuatro las organizaciones con logística y poder suficientes para el acopio, transporte, distribución y venta de droga en la provincia.Pero no es el único rubro al que se dedican. La comercialización de vehículos de dudosa procedencia es marca registrada en la zona de Jardín América y alrededores.Las organizaciones que operan aquí entrecruzan información y logística con las asentadas en jurisdicción de San Vicente y El Soberbio.No es casualidad. En estas últimas la Policía informa, asiduamente, el secuestro de coches y camionetas de alta gama robadas en los grandes centros urbanos del país.La operación entiende la lógica criminal. Muchos de esos vehículos son utilizados para el transporte de sustancia o productos prohibidos. En un negocio ilegal que mueve seis millones de pesos por mes, perder un vehículo de 50 mil u ochenta mil pesos es poco menos que una molestia.En ocasiones, esos coches de dudoso origen son, incluso, usados como parte de pago por cargamentos de cigarrillos o marihuana. Sigue la búsqueda de los tres fugitivosLa Policía continuaba el jueves tras los pasos de tres hermanos vinculados, prima facie, con el cruce de disparos desatado el martes, a las 20, en un camino vecinal de Colonia Oasis.Es que el miércoles, cerca del mediodía, la Policía allanó el domicilio donde viven los tres -entre ellos una mujer- e incautaron, entre otros elementos, una camioneta marca Toyota Hilux gris que, se sospecha, intervino en la refriega.Además, encontraron armas, uniformes originales de Gendarmería y de los denominados ‘porta equipo’, similares a los que utiliza la Policía de Misiones.Se sospecha que los usaban para montar falsos procedimientos o escapar de operativos legales. El código de la omertáEl escritor Mario Puzzo lo describió con claridad meridiana en dos célebres novelas; El Padrino (llevada al cine y convertida en un clásico del Séptimo Arte) y El Siciliano. ‘El Código de la Omertá’ establece la obligatoriedad del silencio para la cosa nostra (desde el punto de vista de lo mafioso); y una sentencia irrevocable para el que lo transgrede: la muerte. En otras palabras; quien delata un delito o a su autor paga semejante osadía con la vida.La población en Jardín América y en otros puntos de frontera caliente, donde las actividades ilegales ganan terreno a fuerza de miedo y presión, como El Soberbio, entiende de estas cuestiones.Por eso nadie asoma ni por casualidad como testigo. Es que la Justicia más pronto que tarde se borra, si es que interviene, y como la mayoría, mira para otro lado.





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