Llegamos alrededor de las 10 y comenzamos el recorrido de los circuitos, con cerca de 30 grados. Preguntamos en los paradores del parque, concesionados a la UTE ya conocida, y preguntamos algunos precios. Las llamadas “promociones” quedaron completamente fuera del alcance de nuestros bolsillos, por más que juntáramos dinero entre todos. Nos preguntamos, a modo de reflexión, si existía en Misiones una política de incentivos para que los propios misioneros conozcamos las bellezas que tenemos en nuestra tierra. Si así fuera, es inentendible que dentro de un parque estatal, los argentinos debamos pagar precios más que dolarizados. Salimos alrededor de las 15 y pensamos que en la zona comercial de la ciudad de Iguazú íbamos a tener opciones para comer a precios módicos. Nos equivocamos. Salvo comida chatarra, no encontramos mejores posibilidades.Comenzamos a “bajar” en dirección a Posadas y, por supuesto, se hicieron las 17 horas. Tuvimos que terminar merendando en una estación de servicios. Algo similar nos pasó en Oberá al salir del Salto Encantado en Aristóbulo. Pocas opciones gastronómicas para los turistas.Conclusión: ¿queremos ser una provincia turística, con servicios para la gente que no viaja en avión o colectivo, que lleva a su familia en auto a recorrer diferentes lugares? Estamos en una temporada vacacional donde miles de personas llegadas de diferentes puntos del país como de Brasil y Paraguay nos eligen. Sin contar los mismos misioneros como nosotros que también buscamos conocer Misiones.Las cámaras de Comercio deberían apuntar a mejorar horarios, menú y también precios! Porque si el turista se sintió bien tratado, volverá, recomendará el destino. Así como estamos se quedará con el sabor amargo de lo caro que cobramos la comida, de la falta de opciones. Y el dinero del turismo se terminará yendo para otro sitio.Martín SánchezGarupá (Misiones)





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