La mafia o el narcotráfico utilizan idéntico lenguaje para escarmentar o disciplinar a sus tropas. Quebrantar el código de la "omertá" (del silencio, en castellano) o quedarse con dinero de la organización se paga con la vida. Esa pareciera ser la regla que se cumplió a sangre y fuego con Rodolfo Trinidad, el ciudadano paraguayo al que ejecutaron a balazos en su Nissan 4×4, el 20 de octubre pasado en Posadas, y con los amigos Sebastián Vega y Rodrigo Ibarra, cuyos cuerpos aparecieron acribillados a tiros en el interior de un Chevrolet Agile, el jueves pasado.La similitud de la metodología de ejecución, y la sospecha de que detrás de ambos hechos pueda estar un poderoso cartel de Paraguay, llevó a los investigadores a no descartar ninguna hipótesis o línea de investigación.Por esta razón, desde el lunes se iniciarán las pericias tendientes a cotejar las vainas y proyectiles secuestrados en cada caso para confirmar -o en su defecto descartar- si Trinidad, Ibarra y Vega fueron ultimados con la misma arma de fuego.El trabajo, de rigor científico, estará a cargo de los peritos de la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic). Consistirá en la comparación de las vainas y proyectiles decomisados en cada uno de los casos; a través de las secuelas o improntas que quedan en esos elementos durante el disparo.Si las estrías que quedan en los proyectiles o vainas que atentaron contra la vida de Trinidad son coincidentes con las que mataron a Vega e Ibarra; significará que los tres fueron ultimados por la misma arma de fuego.Trinidad, de 45 años, murió alcanzado por cinco proyectiles calibre 9 mm; cuando circulaba al volante de su camioneta Nissan 4×4; en inmediaciones de la intersección de las avenidas Martín Fierro y Zabala, de Posadas.Fuentes de la investigación indicaron que los asesinos, que abrieron fuego desde una camioneta utilitaria blanca, vaciaron el cargador de la nueve milímetros, preparada para trece cartuchos.De este caso, al menos hasta hoy, no surgieron mayores novedades.La muerte de Trinidad, como las de Vega e Ibarra, deja en claro que los crímenes de tinte mafioso son el reflejo de una realidad irrefutable: el narcotráfico y sus códigos de muerte alcanzaron a Misiones; se instalaron en la provincia y lo hicieron para siempre.En los tiempos que corren, donde el tema de la lucha contra el narcotráfico incluso fue tema de debate preelectoral; es una buena oportunidad para que el Estado provincial profundice su política y se encolumne detrás de la Nación.Un periodista santafesino manifestó en una ocasión que “los carteles llegaron a Rosario ante la indiferencia del Estado y para cuando este reaccionó, fue tarde. Corrompieron a una parte de la Policía y como no pudieron con los jueces y fiscales; comenzaron a sembrar la semilla del miedo a través de amenazas y mensajes mafiosos. Y cuando el periodismo sacó a la luz la situación, fueron por los periodistas”.Es de esperar la reacción estatal antes de que sea demasiado tarde, porque las ramificaciones de estas organizaciones criminales no acaban ni se agotan en la Policía, la Justicia o el periodismo; se introducen y pervierten a la juventud, destruyen familias enteras; se instalan en las esquinas de las escuelas y en el corazón mismo de la sociedad.Una deuda pesadaLos investigadores creen que la deuda que mantenía Sebastian Vega con los capos del cartel que habrían ordenado su asesinato ascendía a unos 650 mil pesos. El cálculo surgió del avalúo de los tres cargamentos de droga que perdió esa organización en decomisos efectuados, principalmente, por Gendarmería Nacional, y el costo de esa marihuana en el mercado de consumidores a nivel nacional e internacional.Ese, justamente, pudo haber sido el motivo del doble homicidio perpetrado el jueves pasado.Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN consignaron que en Paraguay operan dos poderosas organizaciones del narcotráfico. Se sospecha que las víctimas operaban para una de ellas y que “soldados” de la otra habrían sido los que alertaron a las fuerzas de seguridad nacionales para que interceptaran los cargamentos de la competencia.En esta línea, trascendió que los hombres que investigan el doble homicidio de la chacra 97 estarían tras los pasos de un supuesto integrante de la banda contraria a la de Vega e Ibarra. Incluso, tienen su alias. No hay motivo aparente para detenerlo, pero su testimonio puede ser decisivo para entender, al menos, las causas de dos ejecuciones aberrantes.Las estadísticas indican que, en Misiones, jamás se esclareció ningún crimen mafioso.La conexión paraguayaFuentes allegadas a la investigación del caso revelaron que en las últimas horas las autoridades misioneras solicitaron la colaboración de sus pares paraguayos ante la posibilidad de que de aquel lado del río Paraná surjan datos relacionados a movimientos de organizaciones criminales dedicadas al tráfico de marihuana.Esto se basa en los distintos elementos aportados hasta el momento en el expediente, que permiten sustentar la principal versión en la que se apoyan los pesquisas de la Saic, y de las direcciones Homicidios e Investigaciones Complejas de la Policía provincial.Además, se solicitaron informes a la Justicia Federal de Corrientes sobre las últimas incautaciones de marihuana llevadas a cabo principalmente sobre la ruta nacional 14. En particular, los detectives buscan con esa solicitud establecer si alguno de esos operativos guarda relación con el doble crimen perpetrado en Posadas. Como este diario publicó días atrás, las sospechas se ciernen sobre incautaciones que en lo que va del último semestre se habrían “cobrado” alrededor de 20 toneladas de marihuana.Sepultaron los restos de Sebastián VegaLa lluvia que el sábado azotó la capital provincial prácticamente durante todo el día no impidió que por la mañana familiares y amigos brindaran el último adiós a Sebastián Vega (35), una de las víctimas del doble crimen.Durante unas 15 horas, los allegados al posadeño se dieron cita en una empresa de servicios fúnebres emplazada sobre calle San?Martín casi 25 de Mayo. La despedida comenzó alrededor de las 17 del viernes y se extendió hasta cerca de las 9 del sábado.A esa hora, bajo una torrencial lluvia, el cortejo fúnebre inició la partida hacia un cementerio parque privado emplazado sobre la ruta nacional 105, en Garupá. Luego del oficio religioso, los restos fueron sepultados.Familiares de IbarraEn el entierro también participaron familiares de Rodrigo Ibarra (37), de nacionalidad paraguaya pero domiciliado en Buenos Aires desde hace varios años, quienes viajaron hacia Misiones una vez enterados del caso.Según pudo saber PRIMERA?EDICIÓN, la familia Ibarra habría decidido no trasladar el cuerpo de regreso a Buenos Aires por razones económicas, cuestión por la que adoptaron la decisión de velarlo y enterrarlo en Posadas. Fue después del mediodía que los restos de Ibarra fueron entregados a sus allegados por orden del magistrado Fernando Verón, titular del Juzgado de Instrucción 3 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Posadas.Al respecto, trascendió que el juez llamar&a
acute; a declaración testimonial a los familiares de Ibarra. Es que cualquier detalle puede ser clave para la investigación.





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