No hay nada más lejano, pero a la vez tan cercano, que un atardecer. Es ese momento tan hermoso y efímero en el que podemos contemplar y sentir con su sola presencia. Ese momento que nos llena de una profunda paz y ese horizonte que se presenta cargado de esperanza. Por supuesto que su belleza muchas veces dependerá de cómo nos encontremos en ese momento, algunos sentirán ausencias y lejanías, otros en cambio tendrán la sensación de estar ante el final de una etapa o un ciclo que termina en su vida.El transcurso de nuestra existencia, siempre será como un eterno atardecer, un momento donde quizás contemplaremos momentos que al finalizar nos llena de una esperanza constante, que nos haga pensar que siempre habrá un amanecer y en él, pondremos nuevamente el esfuerzo y la perseverancia para que los sueños se realicen. Pero por otra parte, quizás ese breve momento nos despierte un sentimiento de angustia y soledad, esto puede ocurrir cuando pensamos más en la noche que se avecina y muchas veces se interpone y no nos deja pensar o sentir, sobre el despertar de un nuevo día.Estamos transitando el final de un período y qué mejor mirar al futuro con optimismo, a pesar que este año no haya sido uno de los más gratos y muchas veces eso nos lleva a pensar que el año que viene va a ser igual al anterior. Aunque la vida nos parezca un eterno ciclo de rutinas, que a veces pareciera no tener fin, con solo cambiar la visión o el concepto de nuestra vida, nos daremos cuenta que está cargada de matices que se nos presentan en todo momento y está en nosotros tomarlos y que estos elementos sirvan para el cambio.Un ocaso nos regala un momento de profunda reflexión, después del largo trajín que quizás nos hizo perder el pleno brillo del sol, pero nuestro espíritu podrá descansar en el regazo de su ocaso. El año se acerca al final y vemos que los cambios continúan y no esperan a que este se termine. Podemos esperar que este año llegue a su ocaso, pero no podemos perder tiempo en comenzar a realizar aquellos proyectos que no pudieron desplegarse este año o quedaron inconclusos.La vida nos enseña que podemos tener un mal día, quizás hasta un mal año, pero todos los problemas tienen su ocaso, y podemos disfrutar de la belleza de los atardeceres cuando estos se van, no importa que se aproxime la noche y que podamos disfrutar las estrellas en el cielo, y pensar que después volveremos a disfrutar nuevamente del sol. Bajo la luz del nuevo día volveremos con las tareas y obligaciones diarias, pero en realidad será una oportunidad más para concretar esos proyectos inconclusos o para las concreciones de nuevos sueños. No miremos la puesta del sol como el final del día, ni tampoco como la combinación perfecta de colores que se plasman en el horizonte, o que se trata de la puerta que se abre para que podamos contemplar las estrellas cuando la noche entra en escena. No mires un ocaso, no como el simple día que terminó, y con él, todas sus cosas buenas o malas que pasaron, tampoco lo mires como una sucesión de tiempo como el de una circunstancia que siempre tendrá el mismo final. Mira siempre un ocaso como el preludio de que algo mejor va a venir, míralo como nuevos desafíos que se avecinan, sean buenos o malos, pero con la misma convicción de superarlos en busca de la felicidad. Por Raúl [email protected]





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