Al Sr. Presidente de la República, ingeniero Mauricio Macri: Esta carta fue enviada por el Padre Provincial Diego de Boroa al Padre Ruiz de Montoya, a principios de 1635, sobre Hernandarias y el juicio de residencia. Y que en 2016, por ley, debería aplicarse en nuestra Argentina. Pues trata de la actitud ética y moral que debe observar el funcionario público al dejar el cargo. Si se comprueba, mediante investigación, que ha delinquido y enriquecido indebidamente, sus bienes deben ser confiscados e ir preso.“Estimado Antonio, hermano en la fe: Todavía llenos de asombro y conmovidos comentamos la gran marcha que organizaron para salir del Guairá, llevando en sus hombros la gran responsabilidad de guiar y proteger al pueblo guaraní de la marea esclavizante. Esta se inscribe entre los grandes éxodos de la historia. Dios los bendiga, proteja y los colme de gozos después de tantos sufrimientos.“Esta carta os escribo con el alma compungida debido a que el 21 de diciembre pasado dejó esta vida terrena un gran hombre a quien mucho los jesuitas debemos. Me refiero a Don Hernán Arias de Saavedra.“Hernandarias, así su apócope, nació en Asunción y fue el primer criollo en ocupar el cargo de la gobernación del Paraguay y el Río de la Plata, ante el asombro y estupor de los españoles de abolengo que apetecían el puesto. Un hombre de honor que estuvo en contra de la esclavitud, de las encomiendas, de las mitas, y denunciaba el incumplimiento de las cédulas reales que normaban el buen trato a los indios. Por supuesto que generosa actitud lo hizo de enemigos que lo acecharían durante toda su vida.“Se destacó con gran empeño y dignidad en el campo militar y en el político como gobernante. Como soldado luchó y persiguió a indios belicosos que atacaban los poblados. Cuenta la leyenda que, joven aún, venció a un cacique en lucha cuerpo a cuerpo para evitar una batalla sangrienta, repitiendo en suelo guaraní lo de David y Goliat. Tal vez dicha acción le dio la clarividencia para estimular, junto a otros funcionarios, nuestra llegada a esas regiones y así catequizar a los aborígenes más indómitos, dado que no era posible doblegarlos por las armas.“Asimismo, participó de las expediciones que fundaron Concepción del Bermejo, San Juan de Vera de las Siete Corrientes y la ciudad de Salta con Hernando de Lerma. Por otra parte, fue jefe de la expedición al sur en busca de la ciudad de los Césares, llegando su avance exploratorio hasta la región conocida con el nombre de Choele Choel.“Al respecto, en su participación política usó toda su influencia por lograr la separación de la gobernación del Paraguay y el Río de la Plata. Conseguido el propósito, fue designado gobernador por el Rey de España, siendo el primero en ocupar ese cargo con asiento en Buenos Aires, para luego volver a ser nombrado por su Real Majestad en otras ocasiones. Durante esos períodos en la función pública demostró honradez y sus dotes de gobernante, creando las primeras escuelas, el inicio del edificio del Cabildo y la entrega de parcelas de terrenos a quienes no la poseían.“Por otra parte, combatió al contrabando, promovió el comercio y resolvió colonizar el oriente del Río de la Plata introduciendo animales vacunos. En lo social, mandó a suprimir las mitas y encomiendas y liberó de esta imposición a todos los hermanos guaraníes de las reducciones, ratificada por Cédula Real.“Los encomenderos, los grandes contrabandistas y los precursores de la esclavitud y la servidumbre no tardarían en vengarse. Apenas dejó el cargo fue denunciado por esta crápula con falsos testimonios. El gobernador Góngora lo puso preso sin previo juicio de residencia confiscando sus bienes. Un jurado real lo absolvió y el mismo Góngora dispuso que le devolvieran bienes y honores.“Retirado de la actividad fue a vivir a Santa Fe con su familia, no obstante, acudía gustoso a cumplir tareas o a resolver conflictos cuando el Virrey lo solicitaba. Así murió este hombre prudente y generoso que tanto bien hizo y nos hizo, rodeado de los suyos. Por todo esto, pido querido hermano vuestra atención y ruego que celebren misa en su recuerdo, y para que el buen Dios lo tenga en su santa gloria.“Me despido de vos con el mayor regocijo, invocando a la Madre María para que os siga protegiendo y ayude a todos a la reconstrucción de las misiones.“Tú hermano Diego de Boroa” (Extraído del libro “Misiones la República Utópica de los Jesuitas)





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