Los casos sorprenden hasta a aquellos nutricionistas que ya lo han visto todo. Chicos de entre 8 y 12 años llegan a sus consultorios con altos niveles de triglicéridos y con el colesterol por las nubes, situaciones con las que era casi imposible encontrarse hace diez años, cuando con ese tipo de valores llegaban solamente los adultos mayores. Sin embargo, cada vez más niños sufren de déficit de alimentación tanto en Misiones como en el país, lo que provoca este tipo de resultados.Según un estudio elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), en el país hay 2,5 millones de niños que sufren déficit de alimentación, lo que representa al 21,2% de la población hasta 17 años. “La incorporación de nutrientes a la alimentación es fundamental en los primeros años”, señaló Miguel Ricardo Cristanchi, presidente de la Comisión de Jóvenes del Colegio de Nutricionistas de Misiones, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. “Desde la lactancia materna hasta los 18 años, aproximadamente, el cuerpo absorbe todos los nutrientes necesarios para vivir y los fija en el organismo, que a lo largo de la vida utiliza esos recursos. Pero los momentos más importantes se dan en la niñez, porque se necesitan sentar las bases”, agregó. Entonces, la alimentación de los más chicos es fundamental. Pero el déficit en la alimentación es una variable que preocupa. Según el profesional, “tiene que analizarse en función de un contexto. Como nutricionista, siempre digo que poner un plato de comida en la mesa todos los días no es sinónimo de alimentación, porque ese plato debe contener nutrientes”. Sucede que al consultorio llegan chicos con sobrepeso que también sufren de déficit de alimentación, porque comen, tienen un plato todos los días sobre la mesa, pero el mismo no cumple con los requisitos que lo convierten en una comida saludable. Por otro lado, llegan chicos con problemas de bajo peso que también sufren de déficit de alimentación, pero que se relaciona con la falta de comida. “Con el estudio de peso y talla, no podemos definir el déficit nutricional”, indicó el profesional a este diario. En la actualidad, el bajo peso dejó de ser el equivalente a déficit alimentario. “Podemos hablar de déficit calórico o de déficit proteico. Al primero lo cubro con un plato de comida, pero al segundo, sólo lo puedo modificar con una educación alimentaria nutricional”, señaló.El drama de “comer mal”La educación alimentaria nutricional consiste en conocer cuáles son los alimentos que hacen bien al organismo y aquellos que deberían reducirse y es una de las grandes luchas y desafíos para los tiempos que corren y los que se vienen. “Cuando se evalúa el peso y la talla sólo podemos determinar el déficit calórico. El déficit alimentario no se puede determinar pesando y midiendo a un chico, son cuestiones que se deben determinar con estudios complementarios y que están relacionados a la alimentación donde faltan proteínas”, indicó. Cuando hay problemas de alimentación proteica, éstas no se encuentran en un estudio de rutina, “a excepción de cuando falta hierro, porque puede presentarse como problemas en el crecimiento”, destacó Cristanchi. Sucede que “el problema nutricional, en la actualidad, es el sobrepeso y la obesidad. La desnutrición oculta problemas de alimentación proteica que se puede corregir. Pero actualmente, vemos una hiperalimentación: hoy tenemos una ingesta de alimentos que se debe corregir con educación alimentaria”, indicó. Los niños y jóvenes tienen una dieta alta en calorías, a través de “todos los azucares concentrados, las gaseosas que consumen y las harinas, que son hidratos de carbono de tipo complejo, que a su vez se utiliza con diversas combinaciones. Hemos dejado la harina integral para consumir la blanca, que a su vez se utiliza en amasados de pastelería con otros tipos de ingredientes que también contienen azúcares”.Otro problema, no menor, son las comidas que se venden en los kioskos de las escuelas durante los recreos. “Los chicos consumen una importante cantidad de golosinas que compran en la escuela, acompañado de gaseosas. Este es un gran desafío porque hay que cambiar esa cultura. Esto es un problema provincial, nacional y mundial”, finalizó Cristanchi. El sedentarismo, grave problemaUna situación que influye de manera considerable en esta problemática es el sedentarismo. “Hemos pasado de ser animales que caminábamos para conseguir alimentos a ser sedentarios. Nos manejamos en moto o en auto, no andamos a pie ni en bicicleta”, señaló Cristanchi. Remarcó la realidad que muestra que todos los días “los padres tienen que dejar el auto estacionado frente a la escuela para dejarlo al chico porque no quieren caminar dos cuadras. Además de la poca educación física que tienen hoy, esas son cosas que hay que replantearse”.“Se ha perdido esa costumbre de los chicos jugando a la pelota en la calle. Hoy se pasan frente a las computadoras, con un snack rápido y una gaseosa”, finalizó.





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