Estaba decidido a escapar, pero el automóvil de la víctima se quedó sin combustible y esto selló su destino. Es lo que se cree que le sucedió al sospechoso de asesinar a sangre fría al remisero Julio Oscar Braganza (50), el pasado sábado a la madrugada en la localidad de Apóstoles. Si bien esta hipótesis se manejó desde un principio por parte de los investigadores, tal como publicó este Diario, hay otros detalles que fueron surgiendo con el correr de las horas y que reflejan que el acusado, un joven de 20 años, se desenvolvió con total tranquilidad tras cometer el crimen. Una de ellas es que manejó el Fiat Uno de color rojo del trabajador del volante hasta su domicilio, situado en el barrio Las Tunas, a unos 8 Kilómetros del casco urbano de la “ciudad de las flores”. Al llegar, se cree que primero se cambió sus prendas de vestir, dejando allí una camisa de color blanca mangas largas y un billete de cien pesos (estos dos elementos con manchas similares a sangre). Además, un cuchillo de cocina con mango de madera y de unos 25 centímetros de diámetro. Se colocó una musculosa y un pantalón tipo buzo y salió presuroso, con evidentes intenciones de evadir a las autoridades. Antes, llegó a hacer una llamada telefónica, cuyo destinatario es materia de investigación. El joven, según conjeturan los pesquisas, tomó nuevamente el volante del remis, sin percatarse que ya había recorrido unos 20 kilómetros entre ida y vuelta del lugar del hecho a su vivienda, quedándose sin combustible a la altura del barrio Timbó Viejo, cerca de la firma Hreñuk (Rosamonte). Tal vez creyendo que se trataba de un desperfecto mecánico, le habría solicitado ayuda a tres personas que estaban al parecer circunstancialmente en el lugar. A todo esto, hacía más de dos horas que la policía estaba buscando el Fiat Uno, debido a que el cuerpo sin vida de la víctima había sido encontrado en un camino terrado del paraje La Cachuera, presentando dos puntazos en el cuello. Eran las 3.30 del sábado. La capturaMientras el joven acusado y otros tres individuos empujaban el auto, vecinos llamaron a la policía, ya que por el horario y el lugar les pareció una maniobra sospechosa. De inmediato una patrulla acudió al lugar y procedieron a la demora de dos menores de 14 y 15 años, de un hombre de 38 años y un joven de 20. En ese sentido se debe destacar el rápido accionar de la Patrulla Rural y de la Brigada de Investigaciones de UR-VII – con asiento en Apóstoles-. Horas después y tal como publicó el pasado domingo y en exclusiva PRIMERA EDICIÓN, los dos adolescentes y el hombre de 38 años recuperaron la libertad. La Justicia determinó que no había elementos en su contra y que habrían obrado de buena fe para empujar el remís, desconociendo la macabra situación. Forcejeo mortal Para la Policía, en los primeros minutos del pasado sábado el presunto autor abordó el remis de Braganza y en determinado momento cambió drásticamente su rol, de pasajero a delincuente. Por algunos indicios se cree que se produjo un forcejeo entre el malandra y el trabajador del volante, quien recibió dos puntazos en el cuello, más precisamente a la altura de la yugular, lo que le ocasionó una severa hemorragia y que tuvo como desencadenante su fallecimiento.Elementos de pruebaOrden judicial mediante, los pesquisas allanaron la vivienda del joven, emplazada en el citado paraje Las Tunas, cerca del autódromo apostoleño. En dicho lugar incautaron las prendas de vestir con rastros escarlatas, el billete de cien pesos con manchas similares y el cuchillo de cocina que habría sido utilizado en el hecho.En poder del sospechoso también se encontró dinero en efectivo, no descartándose que sea el sustraído a la infortunada víctima. Por estas horas se aguardaba que el juez instructor de la causa ordene la indagatoria del sospechoso, quien permanecía detenido en una dependencia policial de la Unidad Regional VII. Una sociedad conmocionadaUn gran número de personas acompañó en el último adiós que le dio la familia, amistades y allegados a Julio Braganza, el remisero ultimado en un irracional acto de violencia. La ceremonia se concretó en el Cementerio Municipal de Apóstoles. Tal como se reflejó desde estas páginas, la víctima del hecho que conmueve a gran parte de la sociedad apostoleña se desempeñaba desde hace varios años como trabajador del volante, y fue así que supo ganarse el afecto de muchos quienes lo recordaron. El remisero también era conocido por su apego a la familia y la pasión por el fútbol. Sus hijos también siguieron también el camino del deporte. En ese sentido se debe destacar que en las redes uno de sus hijos reflejó todo su dolor. “Mi padre laburando como siempre lo hacía… con su buena onda y siendo excelente tipo… fue degollado por un infeliz de mierda… dejando a una esposa y seis chicos…”, escribió en su cuenta de Facebook. Cabe recordar que los compañeros de trabajo fueron quienes tuvieron el último contacto via radial con Braganza, más precisamente un operador de la empresa donde se desempeñaba, estableciéndose que habría sido alrededor de las 23.30 del pasado viernes.





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