Uno de los últimos estudios asociaba esta forma de alimentación con un desarrollo cognitivo más avanzado del pequeño y, ahora, una nueva investigación apunta que dar el pecho protege a la progenitora y a su hijo de desarrollar diabetes, según expusieron varios expertos en el Congreso Mundial de Diabetes que se celebró en Vancouver (Canadá). Un grupo de expertos estudió los casos de 334.553 niños durante un período de 24 años (entre 1987 y 2011) en la región de Manitoba (Canadá). Tras analizarlos, observó que una media del 68% de las mujeres daban el pecho a sus pequeños como forma de alimentación exclusiva o mixta. Este hábito se asoció con un 18% menos de riesgo de diabetes entre las madres. Dicho efecto protector también se extendía a sus hijos, en los que se observó otro 18% menos de probabilidades de sufrir diabetes tipo 2. No obstante, existen otros elementos condicionantes para desarrollar esta enfermedad, como el hecho de que la madre haya pasado por una diabetes o hipertensión durante el embarazo, la edad de las madres cuando dan a luz y el peso al nacer de los menores. Estudios previos ya adelantaban que "los niños que no han tenido lactancia materna durante los seis primeros meses tenían mayor riesgo de diabetes", explicó Pilar Carpintero López, enfermera y educadora en diabetes en el Hospital Universitario de Getafe (Madrid).Según argumentó, existe un factor inmunológico en la diabetes. "A través de la lactancia materna, la madre le pasa a su hijo muchas inmonoglobulinas y defensas que le protegen de enfermedades autoinmunes como las alergias y la diabetes". Dados los resultados del estudio, realizado en la Universidad de Manitoba (Canadá), los autores subrayan que este beneficio es una razón más para potenciar la lactancia materna entre la población. Como recalca la Organización Mundial de la Salud (OMS), la leche materna es el "alimento ideal. Promueve el desarrollo sensorial y cognitivo, además de proteger al bebé de enfermedades infecciosas y crónicas". Cuando esta forma de alimentación se realiza de forma exclusiva, "reduce la mortalidad infantil por enfermedades de la infancia, como la diarrea o la neumonía, y favorece un pronto restablecimiento en caso de enfermedad". Además, relata la OMS, reduce el riesgo de padecer (o sufrir en cuadro agudo) otitis, diarreas, neumonías o infecciones de orina. En cuanto a las progenitoras, "la lactancia natural contribuye a la salud y el bienestar de la madre, ayuda a espaciar los embarazos, disminuye el riesgo de cáncer ovárico y mamario, incrementa los recursos de la familia y el país, es una forma segura de alimentación y resulta inocua para el medio ambiente", reseña la OMS.





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