Señora Directora: Un joven de 18 años al caer desde el techo de su vivienda en la ciudad de Posadas, sufrió el corte de la arteria femoral y al perder mucha sangre los médicos les sugirieron a los padres del muchacho que debían realizarle transfusiones sanguíneas para lograr estabilizarlo. Pero lamentablemente el fanatismo religioso impidió que los profesionales de la salud pudieran salvarle la vida a esa vida joven que, al estar inconciente, no pudo expresar su deseo por seguir viviendo. Las religiones son una forma de profesar un credo, de sumarse a otras personas que desean hacer un seguimiento hacia Dios, de acuerdo a las sagradas escrituras, que con el transcurrir del tiempo sufrieron modificaciones, pero en las que no constan prohibiciones o impedimentos de recibir las atenciones médicas para así salvar la vida de una persona. Cualquier persona que pierde la posibilidad de vivir por indicaciones de ciertos credos es un verdadero despropósito, un deprecio a la vida e incluso una falta de respeto hacia el Creador Supremo. Los padres son los responsables de cuidar a sus hijos hasta que éstos sean mayores de edad y luego seguir apoyándolos y protegiéndolos ante circunstancias de riesgo, pero no impulsarlos hacia la muerte por una simple creencia, porque en ese caso pasan a ser responsables del deceso.





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