En materia agropecuaria, el presidente electo Mauricio Macri deberá encarar un extenso programa de reformas en la política agropecuaria que llevó adelante el kirchnerismo para fogonear el ingreso de divisas por unos 8.000 millones de dólares por granos y/o subproductos.Pero, además, tendrá que atender la problemática que enfrenta la producción de carne y leche y también las particularidades de las economías regionales, afectadas por pérdida de rentabilidad, la caída de los mercados externos, la inflación y el tipo de cambio.Con el objetivo de ganar la confianza de productores y mercados, la próxima Administración deberá impulsar desde el arranque de su gestión la decisión de actuar sobre los derechos de exportación, que el gobierno saliente estableció en 20% para el trigo y 23 para el maíz desde 2008, tras la fallida promoción de los programas Maíz y Trigo Plus.Si bien el Fisco perdería, a valores actuales, un ingreso de 550 millones de dólares anuales por estos granos (es decir, un día de recaudación), con su eliminación se destrabaría las liquidaciones frenadas por exportadores y productores, por unos 8.000 millones dólares, que serían de liquidación casi inmediata.Además, el futuro gobierno deberá definir qué hacer con las herramientas que siempre defendió el kirchnerismo, tales los ROE y la Resolución 543, impuesta durante 2008 por Guillermo Moreno -en pleno conflicto con el campo- con el objetivo de cuotificar la exportación como mecanismo para controlar la evolución de los precios internos de los alimentos.En política ganadera, el nuevo ministro de Agricultura deberá encarar rápidamente la problemática lechera y acelerar la adopción de medidas como aumentar el peso de faena y estimular el aumento de los rodeos, con al menos la obtención de hasta 700 mil terneros en la Cuenca del Salado.También tendrá que reformular la política exportadora para atender la Cuota Hilton y Cuota Europea 481 que, junto a otros rubros, suman ventas por 180 millones de dólares anuales, sobre las que pesan una retención de 15% para la carne fresca y de 5% para menudencias.Esencialmente, el nuevo gobierno deberá abrir el diálogo con las provincias y los productores para gestionar las crisis que enfrentan las economías regionales, que cuentan con una retención de 5% y exhiben serios problemas por falta de rentabilidad, el atraso del tipo de cambio, la alta presión impositiva, el costo de los fletes, el desfinanciamiento productivo y la pérdida de mercados externos.Allí, se anotan la crisis productiva que enfrenta la producción de peras y manzanas en el Comahue y Mendoza, los cítricos en Entre Ríos, el arroz en Corrientes y Entre Ríos, la vitivinicultura en Cuyo, el azúcar en Tucumán, entre otros. Y como si fuera poco también se deberá tratar el pago de los reembolsos adeudados a las cerealeras exportadoras por unos 1.600 millones de pesos.Para la primera mitad del próximo año, la Casa Rosada deberá definir también temas que luego tendrá tratar el Congreso nacional, con proyectos tales como la futura Ley de Semillas y otro tanto con temas como las leyes de Emergencia Agropecuaria y de Seguros Agrícolas, cuestiones sobre los cuales el kirchnerismo nunca quiso avanzar.





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