Las altas temperaturas y la ropa ligera, la temporada de sol, arena, playa y pileta traen consigo, para muchos, una “exigencia” extra: lograr una figura que “impacte”. Es entonces cuando las alacenas de los hogares se cierran con candado y las heladeras se sellan con menúes que prometen resultados maravillosos, cinco kilos en tres días, diez kilos en una semana. Y, aunque son objetivos que rara vez llegan a cumplirse, las huellas que quedan en el organismo no pasan desapercibidas. La dieta del ananá, de la manzana, hiperproteíca, del paleolítico, por intercambios, son algunas de las “recetas” que circulan por las redes sociales como buscando a sus presas. "Hay imaginable cantidad de dietas, todas parecen nuevas pero son siempre las mismas. Las revistas tratan de hacer creer que todos los veranos sacan algo novedoso, que sea rápido, fácil, la magia misma”, explicó a PRIMERA EDICIÓN la licenciada en Nutrición Analía Paiva.Y añadió que “siempre surgen en esta etapa porque la gente está como un poco más desesperada, quiere bajar los veinte kilos que tiene demás, por decir un número, en un santiamén, por eso una de las primeras cosas que preguntan quienes se acercan a la consulta es cuánto tiempo les llevará ponerse en forma” y es entonces cuando comienza la primera parte del trabajo del nutricionista, educar al paciente, que debe comprender que “estas dietas no son personalizadas, es el mismo plan de alimentación para todo el mundo”.Obviamente esto contrae sus riegos, el pensamiento común lleva a decir “bueno, hago esta dieta total no pasa nada, de última no bajo, pero sí hay consecuencias, porque muchas veces son carentes en vitaminas y minerales, son hipocalóricas, demasiado, y el cuerpo lo va sintiendo, por eso, cuando se lleva mucho tiempo haciendo estas dietas y se intenta seguir un régimen saludable el cuerpo está reacio, porque se acostumbró a períodos de alternancia de escasa y abundante comida, entonces es más difícil encarar una dieta sana y ver resultados”, aseguró Paiva.Asimismo, subrayó que “ningún alimento por sí solo te va a causar un desastre o lo contrario, no existe un alimento mágico, como la avena o el ananá, debe haber variedad y cuidado en las cantidades”. Y puso como ejemplo las dietas de “no como harinas”. “Es bueno bajar un poco las cantidades de harinas o productos que la contengan, más que nada por lo que estos contienen, pan, facturas (harina, azúcar, grasa), en general todo lo que tiene harina, máxime si es refinada, está acompañado de productos que suman calorías si se consumen en exceso. Sin embargo la gente que no la incluye en su menú diario suele estar de mal humor porque no puede comer nada, sólo consume proteínas. Todos los alimentos tienen su función, cualquier dieta que quita los grupos de alimentos no está nada bien elaborada”.Otro mito, bastante de moda, son las dietas disociadas, que aseguran que no se deben mezclar proteínas con hidratos porque el cuerpo no los digiere, “el estómago tiene una acidez tan importante que cuando llega el alimento masticado se transforma en líquido que pasa al duodeno. El cuerpo es tan sabio, tan perfecto, que los alimentos se transforman en nutrientes”, sostuvo Paiva y continuó con las infusiones mágicas, como el agua de “pepino con jengibre y limón”, sobre las que mencionó que “van a tener vitaminas, pueden ser un buen reemplazo para quienes les cueste consumir agua, para reemplazar gaseosas, incluso pueden ayudar a calmar la ansiedad, pero no te van a hacer bajar de peso”.La fruta es otro punto a tener en cuenta cuando se busca un plan de alimentación saludable, un informe de la OMS y la FAO publicado recientemente recomienda una ingesta de un mínimo de 400 gramos diarios de frutas y verduras (excluidas las patatas y otros tubérculos feculentos) para prevenir enfermedades crónicas, como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad, así como también para mitigar varias carencias de micronutrientes. Y así como se presentan casos de personas que no las consumen, están aquellas que es lo único que comen, y esto también es un error. “Hay gente que viene a la consulta y te dice que come sólo mandarina, veinte por día, eso no es bueno, porque la fructuosa también se convierte en grasa, así que tampoco es bueno pasarse”, observó la especialista.“Por eso, lo mejor, es recurrir a un profesional y diseñar con éste un plan a medida”, finalizó.Mitos y no tanto“Cómo se localiza la obesidad, sobre todo en el cuerpo femenino, tiene que ver con cuestiones hormonales, en los hombres se ve más la obesidad tipo manzana, androide, mucho más perjudicial, porque genera más problemas de salud, el hombre baja más rápido de peso porque tiene más masa muscular, que genera más gasto de energía por lo cual viene a la semana y perdió cinco kilos y la mujer a veces 500 u 800 gramos. La grasa localizada es más difícil de bajar, pero no quiere decir que el tipo de obesidad esté relacionado con el consumo de uno u otro tipo de alimento”, explicó la nutricionista.





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