El "Chango" Spasiuk, hijo de familia de inmigrantes ucranianos y nacido en Apóstoles, provincia de Misiones, admitió que luego de tantos años de luchar por un lugar dentro de la música popular argentina en un género como el chamamé transita por un momento "en el que se podría decir que estoy en paz"."Estoy en un momento en el que se podría decir que estoy en paz, que no es poca cosa. Escucho mis últimos discos y me gustan, mis conciertos de los últimos tiempos los miro y me parecen bien, si miro algunos más atrás tal vez los critico diciendo que podrían ser mejores, pero debió pasar eso para llegar a este lugar de hoy", argumentó.En una entrevista exclusiva con la agencia NA, Spasiuk indicó que en la actualidad siente que su música "está más clara y los rasgos se sienten mejor". Para el acordeonista y compositor litoraleño, el cambio que evidenció musicalmente, se remonta al disco "Tarefero de mis pagos" (2004), y luego vinieron "Pynandi – Los Descalzos" (2008) y el reciente "Tierra colorada en el Teatro Colón" (2014), aunque en su carrera ya lleva grabados diez discos."La formación (septeto) que armé últimamente me hace bien ,y el concepto de la música del litoral que quiero transmitir está muy bien identificada desde Tarefero de mis pagos hasta aquí", expresó.En tal sentido, el músico comentó que "este sonido acústico que mostramos de guitarra, cajón, violoncelo, contrabajo, esa sonoridad camarística es un lugar en donde me encuentro cómodo y encontré cosas de las que no quiero moverme, más allá de otros proyectos paralelos"."Ahora me gustan los conciertos que estoy haciendo. Sigo siendo muy exigente, pero un poco menos. Tengo muchas ideas, proyectos, con ganas de seguir tocando y aceptando que a veces se puede hacer y otras no tanto. Que las cosas a veces no van tan al ritmo que quisiera, y pensando que si no avanza algo, será momento de proyectar y estudiar", enfatizó."Más gente" está acercándose al chamaméEl "Chango" Spasiuk lleva muchos años enarbolando la bandera del chamamé desde su acordeón y con esa alegría que la música mesopotámica suele transmitir, reconoce que en la actualidad mucha gente se acerca al género "sin tener lazos familiares y porque le gusta lo que siente"."Al público del chamamé le gusta la música más tradicional o más contemporáneas. Pero lo que pasa ahora es que mucha gente lo escucha mucho más allá de escuchar una música tradicional. Sin tener cuestiones que tienen que ver con la tradición o con lazos familiares, porque dan cuenta que hay grandes instrumentos, compositores, cantores, excelentes guitarristas y es bello ver esos instrumentos tocados de esa manera", sostuvo Spasiuk.A poco de tocar en el Teatro Opera el espectáculo "Chamamé, tradición", el acordeonista y compositor misionero indicó que la gente que se acerca al chamamé encuentra que existen músicos "con un gran poder de improvisación, de espontaneidad, entonces gente de otros ámbitos musicales encuentran en esa música un mundo sonoro sumamente interesante".A los 46 años y con una gira de un mes por Francia e Inglaterra, Spasiuk se prepara para presentarse en la calle Corrientes con un espectáculo en el que también estarán Las Hermanas Vera (cantoras), Los Núñez (bandoneón y guitarra) y Emiliano López (acordeón).El "Chango" Spasouk septeto está conformado por Marcos Villalba (cajón, percusión, guitarra y voz), Diego Aroldo (guitarra y voz), Sebastián Villalba (guitarra y voz), Pablo Farhat (violín), Alfredo Bogarín (guitarra) y Heleng De Jong (cello).Tocar chamamé en EuropaCon ojos saltones, pelo revuelto y manos que siempre están en movimiento, incluso cuando no toca el acordeón, Spasiuk dijo que llevar el chamamé a Europa no es raro para él, porque comparó a la música del litoral con cualquier otra tradicional "como el flamenco, la música balcánica o el reggae"."Es música tradicional (el chamamé). Todas tienen un sentido popular y tradicional, pero además con una tremenda historia, con un ´background´, y por ese motivo, ¿cómo no va a poder hacerse esta música en un circuito como el europeo? Una música que no es mejor, que no es peor, sino con una gran tradición y que vale la pena compartirla en cualquier contexto", afirmó.Incluso recordó sus comienzo tocando el acordeón, cuando le decían " cómo toca chamamé siendo tan joven ", y sostuvo que "esos prejuicios" dentro de su país le sirvieron, con el tiempo, para "tocar en un lugar donde nadie tiene la menor idea" de la música que hace: "es un ejercicio que tengo hecho"."Es muy lindo porque uno está rompiendo barreras culturales y hasta de imagen, porque la idea que se tiene de la Argentina es que uno viene del país del tango, pero no toca tango, además de tocar un instrumento como el acordeón, que es muy conocido, pero no tocando ese sonido", agregó.Para Spasiuk eso es "como que es un cóctel muy particular, pero que dura 20 minutos y que enseguida se entra en esa sintonía, y la gente lo comprende, lo respeta, disfruta y es una experiencia muy bella, no solo contarlo, sino sentir eso".Fuente: Agencia de Noticias NA





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