Presidido por la imagen de la Virgen, el pelotón dispondrá de un dispositivo de seguridad provisto por la Policía de Misiones, el que después de El Arco estará a cargo de los efectivos de Tránsito de Corrientes y Gendarmería Nacional. También tendrán el acompañamiento de dos ambulancias de alta complejidad y una camioneta con refrigerio para los peregrinos. Marcelo Prochaska desaconsejó viajar por la noche, evitar cargas innecesarias y llevar alimentos que se descomponen por el calor. Invitó a quienes se quieran sumar y aclaró que no es carrera ni competencia, sino que circulan a un promedio de 20 kilómetros por hora.Contó que hacen una parada para rezar y reagruparse cada 20 kilómetros. "Paramos para desayudar el domingo a las 7, a 50 kilómetros de Posadas, luego nos detenemos en Ituzaingó, y almorzamos en Villa Olivari. Salimos hacia Itá Ibaté adonde llegaremos a las 18, hacemos noche y al otro día a las 5 partimos con destino a Itatí aunque seguimos haciendo paradas. Desayunamos en Corsa Cué, como es tradicional y arribaríamos a la Basílica el lunes alrededor de las 13.30, donde somos recibidos por el párroco, las autoridades y los vecinos de la localidad", expresó Prochaska, al tiempo que resumió que "cada viaje es una experiencia nueva que se puede explicar de miles de maneras, pero lo que uno siente no tiene forma de explicar".Enseguida participan de la misa de los peregrinos y a las 23 comienza la Serenata a la Virgen, con recorrida por el pueblo. El 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, continuará el programa propio de la festividad.Fe inquebrantableSergio Molesini (62) es pintor y lo apodan "Charly" por su parecido con el músico argentino. Participa desde hace 30 años, aunque con algunos vaivenes debido a graves pruebas que debió afrontar pero que asegura fueron vencidas por la intercesión de "Mamá María".Empezó porque lo invitó un amigo pero no iba junto a la virgen porque tenía miedo a la caravana pero "después varios me invitaron y me acoplé a los muchachos", recordó entre risas. Un año peregrinó por los nietos y hace dos años no pude ir porque "caí parado desde el piso 13" mientras hacía su trabajo en las alturas. "Tengo clavos y bulones pero gracias a Mamá María tiré mis muletas, caminé y el año pasado volví a pedalear", dijo al borde de las lágrimas. "Estaba con yeso y las muletas y todos me invitaban para ir en auto pero uno me dijo vamos en moto, y eso hicimos. Mis pies quedaron hinchados pero le alcancé a la virgen, le grité y entré caminando con ella. Fue lo más grande que pude hacer. Tiré las muletas y lloré. Y voy a seguir caminando, y la Virgen me va a llevar, y el día que esté arriba voy a bendecir a todos", narró con voz quebrada."Estoy más que agradecido y no puedo pedir otra cosa. Somos peregrinos, amigos de rutas, compañeros, hermanos. Estos dos siempre me acompañan, me gritan y me dan aliento. Gracias a ellos y a otros amigos salí adelante", agregó. Y como para no estar agradecido si cuando "me robaron la bicicleta el gerente de Credil, sin conocerme, me llamó y me regaló una para que pueda seguir pedaleando. La vida es así. Este año voy a ir para seguir agradeciendo". Como si fuera poco, confió que en 2003 el golpe fue tan o mas duro que el anterior cuando perdió la vista en un accidente. "Quedé ciego, no veía nada. Me encomendé a Dios y le pedí a la Virgen que me devolviera lo más lindo, que es ver. Un amigo me trajo un banderín de Nuestra Señora de Itatí porque había viajado a Corrientes, y todas las noches le rezaba. Ahora ese banderín está en España porque se lo llevó otro amigo. Estuve así hasta que le dije a Elba, mi esposa de fierro, que había una abeja sobre su cabeza y no me creyó. Era cierto. Estaba viendo de nuevo", añadió emocionado. Aseguró que no tiene otros amigos como los que le dio la ruta. "Somos pocos los que gritamos viva la Virgen por el camino. A mí me preguntaron porqué lo hago y dije que es algo que siento en el corazón y en la mente. Estoy convencido de eso y que me va a dar fuerzas para seguir adelante. Con sólo pensarlo, diez kilómetros antes de llegar ya estoy llorando".Hugo "Coco" Pedrozo sigue los pasos de su hermano Juan "Víbora" Pedrozo y de su compadre Jorge Solano, que fue quien pidió que lo acompañara. "Sabemos que vamos a llegar porque ella nos está iluminando el camino. No tenemos apuro. Si hay viento cruzado o sol, seguimos pedaleando, y si llueve, es bendición", dijo, al tiempo que recordó que en ocasiones es escoltado por sus hijos: Adrián, Nicolás y Emiliano.Aseguró que siempre hay lugar para el aliento, la fuerza y un "dale que llegamos" y que el llanto no se mezquina porque "lloramos todos de la alegría que nos da Mamá María al recibirnos en su casa".





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