Llegan las evaluaciones finales, se cierra el ciclo anual y se abren otras ventanas, las de las dudas, las dificultades, los temores de muchos que aún “no alcanzan” y la tranquilidad de otros que posiblemente estén pensando en las vacaciones. Lógicamente las variables del rendimiento escolar específico de cada alumno son sumamente variadas y complejas; pero en este artículo decido aportar sobre el tema que nos preocupa entendiendo que merece un análisis claro y profundo, para no repetir fracasos, como padres, docentes o alumnos.En el momento de buscar las causas del fracaso escolar se apunta hacia los programas de estudio, la masificación de las aulas, la falta de recursos de las instituciones y raras veces al papel de los padres y su actitud de creer que su responsabilidad acaba donde empieza la de los maestros. Por su parte, los profesores en la búsqueda de solución al problema se preocupan por desarrollar un tipo particular de motivación de sus estudiantes, “la motivación para aprender”, la cual consta de muchos elementos, entre los que se incluyen la planificación, concentración en la meta, conciencia metacognoscitiva de lo que se pretende aprender y cómo se pretende aprenderlo, búsqueda activa de nueva información, percepciones claras de la retroalimentación, elogio y satisfacción por el logro y ninguna ansiedad o temor al fracaso.El éxito escolar, de acuerdo con la percepción de Redondo (1997), requiere de un alto grado de adhesión a los fines, los medios y los valores de la institución educativa, que probablemente no todos los estudiantes presentan. Aunque no faltan los que aceptan incondicionalmente el proyecto de vida que les ofrece la institución, es posible que un sector lo rechace y otro, tal vez el más sustancial, sólo se identifica con el mismo de manera circunstancial. Aceptan, por ejemplo, la promesa de movilidad social y emplean la escuela para alcanzarla, pero no se identifican con la cultura y los valores escolares, por lo que mantienen hacia la institución una actitud de acomodo que consiste en transitar por ella sólo con el esfuerzo necesario. O bien se encuentran con ella en su medio cultural natural pero no creen o no necesitan creer en sus promesas, porque han decidido renunciar a lo que se les ofrece, o lo tienen asegurado de todos modos por su condición social y entonces procuran disociarse de sus exigencias. Sería excelente que todos los alumnos llegaran a la escuela con mucha motivación para aprender, pero no es así. E incluso si tal fuera el caso, algunos alumnos aún podrían encontrar aburrida o irrelevante la actividad escolar. Asimismo, el docente en primera instancia debe considerar cómo lograr que los estudiantes participen de manera activa en el trabajo de la clase, es decir, que generen un estado de motivación para aprender; por otra parte pensar en cómo desarrollar en los alumnos la cualidad de estar motivados para aprender de modo que sean capaces “de educarse a sí mismos a lo largo de su vida” (Bandura, 1993) y finalmente que los alumnos participen cognoscitivamente, en otras palabras, que piensen a fondo acerca de qué quieren estudiar.Los padres son los encargados de proporcionarle al niño amor, protección, educación, bienestar, salud, etc. En ese afán actual de buscar las mejores condiciones económicas posibles o por el simple hecho de prestar más atención en diversos factores externos, los padres suelen descuidar cada uno de los aspectos mencionados al principio. Esto también trasciende al ámbito educativo, ya que desde el momento que el niño comienza su formación básica, los padres pueden llegar a traspasar la responsabilidad de la formación académica exclusivamente a la institución educativa.El problema dentro de las aulas comienza cuando los padres, pensando que el buen rendimiento académico de sus hijos dependerá única y exclusivamente de la escuela y los maestros, lo único en que se preocupan es porque al inicio de clases sus hijos tengan todo el material que se les solicite, que cumplan con los trámites necesarios y de ahí en adelante es cuestión de la institución educativa que los niños puedan aprender de manera integral y alcancen su máximo desarrollo académico. Pero es, en ese instante cuando comienzan a presentarse los problemas con el niño, ya que desde ese momento sus calificaciones no serán las mejores, el niño será apático dentro del salón de clases, no tendrá la motivación necesaria para aprender y en algunas ocasiones habrá reprobación de por medio.• ¿Pero a qué se debió esa situación en el niño?• ¿Cuántos de estos papás emplean un rato para hojear los libros de texto de sus hijos?.• ¿Cuántos se percatan de sus problemas particulares en el diario quehacer escolar y se preguntan como pueden ayudar a resolverlos?Los padres que atienden la escolaridad de sus hijos, están a disposición de trabajar con ellos y están en contacto con los maestros, crean el mejor eslabón para el triunfo académico de sus hijos, es necesario recordar esto para no olvidar su importancia.En la actualidad, con los padres ocupados y los niños que no cuentan con la atención que requieren de sus padres se descuida el rendimiento escolar. Los hogares que carecen de una motivación positiva hacia el estudio y una adecuada organización en el proceso de orientación al niño, crean estudiantes desorganizados o sin el interés por el estudio.Para satisfacer las necesidades educativas de los niños se requiere de atención por parte de los padres ocupados o descuidados, pero vale la pena el esfuerzo ya que un niño que cuente con la atención de sus padres y la motivación de esos ampliara sus posibilidades de tener un rendimiento e interés mayor en la escuela.Dentro de la escuela primaria, el docente necesita trabajar junto con los padres para que el alumno tenga una formación con bases más sólidas que le permitan las actitudes y aptitudes que refuercen su interés en los estudios, ahí radica la importancia de que los padres enfoquen su atención en el aprendizaje de sus hijos, y dejen de descargar en la escuela su propia responsabilidad, ya que ésta nunca podrá reemplazarlos, ni pretender educar integralmente a los alumnos sin la cooperación debida.El cerebro infantil está preparado de forma innata para el aprendizaje, su herramienta es el juego, la curiosidad, la exploración… En principio y bajo circunstancias adecuadas, sociales y educativas, cualquier niño debería ser capaz de aprender y superar los retos que el aprendizaje escolar plantea. Sin embargo no siempre es así, algunos encuentran dificultades en su aprendizaje y obtienen un rendimiento escolar escaso que preocupa a sus familias y al profesorado .Cuando esto ocurre empezamos a hacernos preguntas ¿Es que no se esfuerza lo suficiente? ¿Es vago? ¿Es poco listo o tiene problemas de aprendizaje?La realidad que me encuentro en consulta es que ningún niño es vago, normalmente cuando se obtienen malos resultados académicos o resultados que no se corresponden al esfuerzo es porque existe una dificultad ( más o menos compleja) que hace que el esfuerzo
que tiene que realizar el estudiante sea mucho mayor que el que tienen que realizar sus compañeros de clase, y ante esa dificultad el pequeño opta por “desengancharse” y distraerse, que es lo que haría cualquiera si entrara en una clase de física cuántica sin la base previa necesaria para entender los conceptos que se están explicando.Por eso es importante observar y comprobar cómo está actuando el cerebro de nuestro hijo y si está integrando y procesando adecuadamente la información que recibe.Claves para entender el rendimiento: 1- Detecta cuál es el área de su dificultad • ¿En qué áreas tiene más dificultad?• ¿Tiene la misma dificultad en todas las asignaturas?• ¿Qué asignaturas le son más fáciles?• ¿Cuáles son más difíciles?Esta observación nos permitirá tener pistas sobre si su dificultad está en aspectos verbales (expresión y comprensión verbal), de memoria ( a corto o largo plazo), de atención, razonamiento perceptivo- espacial, velocidad de procesamiento…2- Averigua su forma de aprender. No todos los cerebros aprenden de la misma forma Descubre como aprende tu hijo para coordinarse con el profesorado y reforzar ese tipo de aprendizaje ¿Cómo aprende mejor?• ¿Si lo escucha? • ¿Cuando lee? • ¿Cuando lo ve? • ¿Cuando lo escribe?• ¿Cuando lo explica?Pregunta a tu hijo como cree que aprendería mejor. 3- Comprueba que su cerebro integra bien la información que recibe de forma visual y auditiva.No sólo es importante que su visión sea adecuada sino que su cerebro interprete bien lo que ve.• ¿Se acerca mucho a la hoja? ¿Enfoca los ojos? ¿Tuerce un ojo? • A veces una pequeña hipoacusia es causante de dificultades para atender en clase lo que conlleva una dificultad para aprender.• ¿Confunde alguna letra con otra al pronunciar la palabras? Revisa su visión y su audición.4- ¿Tiene lateralidad cruzada?En algunos niños y niñas con dificultad de aprendizaje nos encontramos con lateralidad cruzada (por ejemplo mano diestra pero ojo zurdo) este cruce de información que se produce en el cerebro supone un mayor esfuerzo para el aprendizaje.La lateralidad o dominancia lateral se refiere al predominio de un lado del cuerpo sobre otro (como lo expliqué en artículos relacionados con el tema, en este mismo suplemento). La mayoría de las personas tenemos la lateralidad diestra, predominando el lado derecho en mano (por ejemplo: al escribir) pie (al dar una patada al balón), ojo (al mirar por la mirilla de la puerta), oído (al escuchar el teléfono). En algunos niños con dificultad de aprendizaje nos encontramos con lateralidad cruzada (por ejemplo mano diestra pero ojo zurdo) este cruce de información que se produce en el cerebro supone un mayor esfuerzo para el aprendizaje.5- No lo dejes solo: Actúa cuanto antesHay que recordar que aunque el cerebro es plástico y se puede modificar en todas las edades, la edad infantil es la edad donde los cambios en el cerebro se producen más fácilmente , así que cuanto antes se actúe más se facilita un desarrollo óptimo y una evolución positiva en el rendimiento del niño o de la niña.“Los padres que apoyan a sus hijos como estudiantes contribuyen en forma significativa a su éxito escolar”.Colaboración: Myrian Mabel Báez Lic. en Psicopedagogí[email protected]





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