En la sala continúan los tratamientos y a medida que pasan los días aprendemos más durante la sesión porque observamos lo que se destaca de una persona, por su postura y movimientos, y vamos hilando una correcta conversación. Interactuar con la persona profundamente en el espacio, aprendiendo acerca de su naturaleza, nos permite disfrutar de su llegada (…se sentó y respiró…).Observamos la forma en que habla, el volumen de voz y las palabras que elige (…comentó algo y echó a reír).Nuestro trabajo y su capacidad de respuesta abren paso a la confianza, como muchas veces forma parte de la sesión revelar cosas esenciales sobre su historia como por ejemplo: “Me olvidé de decirte que me duele de vez en cuando al levantarme”. “Últimamente los cambios en mi oficina me llevan a una tensión estresante”. (… Se calmó poniendo serio el rostro).¿Qué más nos puede decir esto acerca de ellos? Que hay sensibilidad extrema, intolerancia, soledad, curiosidad o albores claros de una etapa en el organismo. (… Se da cuenta del mínimo rango de movilidad que tiene su hombro).Pueden ser tantas cosas que suponer e interpretar forman parte de ese otro aspecto de la terapia. En palabras de Albert Ellis: “La reacción a los acontecimientos está determinada por la propia visión de los hechos y no los propios acontecimientos”. Sin subestimar al desconocido creemos que cada persona es única y trae vivencias especiales a las que les tenemos que prestar atención. (… Entonces agendó para un próximo encuentro…).Colabora: César Aguirre AyraultMasaje CalifornianoCel. (376) [email protected]: Equilibrandonos Masajes





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