La comunidad de Tekoá Arandú, en Pozo Azul (municipio de San Pedro) tiene varios problemas que requieren la decisión del Estado provincial, entre ellos necesitan contar con una escuela secundaria intercultural en el predio que habitan, y cuyo plantel esté conformado exclusivamente por docentes mbya.En el Quinto Encuentro de Estudiantes de Pueblos Originarios, que se realizó a mediados de octubre pasado, esa fue una de las demandas al Consejo General de Educación (CGE) y al Ministerio de Educación provincial. “El último pedido se hizo en septiembre, cuando el director de la escuela, Rodolfo Fernández presentó el documento, o sea que el trámite ya tiene fecha de inicio, y supuestamente estaría encaminado. No sabemos si se resolverá porque lo que le pedimos al ministerio es, no sólo que contemple que debe ser una escuela especial que funcione con modalidad intercultural bilingüe, sino que además tenga una orientación exclusiva de la comunidad, para estudiantes mbya aunque podrían incluirse otros alumnos si quisieran. Pero la base es la cultura mbya conformado por un plantel de profesionales mbya guaraní que se están formando y van a recibirse pronto”, explicó la docente Liliana Frías.Según precisó, hay muchos chicos de la aldea que terminaron la primaria y que, por distintas razones, aunque la mayoría económicas, hoy no están yendo a la secundaria. “De crearse la secundaria, tendría una matrícula de más de cien alumnos, sin contar con los estudiantes que abandonaron que en la actualidad no están matriculados; pero si tenemos en cuenta a los otros alumnos que concurren a la Escuela de la Familia Agrícola (EFA) con muchas dificultades, los que van al Instituto de Enseñanza Agropecuaria (IEA) 2 de San Pedro; al Sub 40 -también con dificultades- y los que son alumnos del Sipted, con todos ellos son más de cien”, dijo Frías.Cuestión prioritaria Otro de los docentes de la escuela primaria de Tekoá Arandú, Nicanor, coincidió con su colega en la necesidad de contar con una escuela secundaria, “realizamos muchas asambleas, debatimos largamente el tema, porque es una de las prioridades de nuestra comunidad. Hace muchos años que trabajo en la escuela como docente indígena, y me preocupa ver que todo está bastante abandonado en nuestra comunidad, y la provincia no nos ayuda”.Ambos manifestaron que en la comunidad siempre están reclamando lo mismo, y tiene que ver con las oportunidades laborales, “en mi caso tengo formación, y estoy desocupada o con un contrato en negro que no permite que mi familia salga adelante. Lo mismo sucede con Nicanor, que tiene una carga horaria bastante reducida, y lleva muy poco ingreso a su familia, ese es otro problema. Pienso que si nosotros tenemos problemas con nuestra economía, imagínense el resto de las familias que no pudieron hacer la escuela primaria, ni secundaria y ni hablar de los que nunca pudieron estudiar. Ese es el gran desafío”, remarcó Farías. Necesidades básicasLa docente lamentó tener que trabajar todos los días con alumnos que no tienen para comer. “Y no es sólo el alumno, sino su familia, porque atrás de ese chico hay una familia, y para nosotros es frustrante como docentes. No podemos dedicarnos solamente a transmitirle conocimientos, o bajar algunos contenidos porque antes, es más urgente salir y resolver eso, cuando además nosotros no tenemos ni siquiera un sueldo digno. Por ejemplo en mi caso me cortaron la Asignación Universal por mi hija, y hasta hoy no sé donde tengo que hacer el reclamo. A Nicanor le pasó algo parecido, cuando lo blanquearon en su trabajo, dejó de cobrar salario por su hijo. Después arregló y terminó cobrando su mujer, pero suceden cosas así, una serie de irregularidades que al final, no tenemos ni siquiera asegurado los beneficios que debería darnos el Estado”, reclamó. Ausentismo y desgranamiento Según advirtieron ambos docentes, es muy pronunciado el ausentismo y el desgranamiento escolar. “No todos los chicos son alumnos regulares, por distintos motivos no asisten todos los días a clase. Los grados que están más llenos de chicos son de primero a cuarto grado; después quinto, sexto y séptimo se acoplan porque hay muy pocos chicos, y algunos que intentan comenzar la secundaria no llegan a junio, no se sostienen”.Frías explicó que “pudimos lograr un gran avance con la tarjeta Natural que en Tekoá tienen todos los estudiantes secundarios; pero no resuelve el problema porque la tarjeta Natural no se puede ocupar en todos los negocios, y los que la aceptan, sobrecargan el valor de los precios; entonces en lugar de comprar por 1.200 compran por 800 pesos, o sea que están cometiendo irregularidades”.Algunos jóvenes cobran el Progresar; otros perciben la beca del Cedit que salió este año y son 1.800 pesos, “pero que no se paga con regularidad. Es una beca que tiene muchas exigencias, pero no se adecua a la situación de los mbya. El Cedit de Misiones, a través del Conicet, baja fondos nacionales para beneficiar a treinta becarios”, detalló.Optimistas “Los docentes, a pesar de todo, somos optimistas; confiamos en que habrá una respuesta porque tenemos demandas concretas, no se está inventando nada”, indicó Frías. Recordó además que esa es una de las comunidades que más profesionales tiene, “contamos un plantel que puede desarrollarse y trabajar dignamente dentro de la comunidad sin tener que irse de su lugar, porque queremos trabajar acá con nuestra gente, con nuestras familias”, destacó. Electricidad para pocosComo ocurre en muchas aldeas mbya en Misiones, sólo la escuela tiene conexión eléctrica y las casas más cercanas tienen conexiones caseras. Las viviendas más alejadas carecen de electricidad. Liliana Frías contó que fue a reclamar a Emsa de San Pedro debido a la incomodidad que tienen los docentes a la hora de enseñar a un grupo de estudiantes que trabajan de día y sólo pueden recibir clases de noche. “Les damos clases de noche con velas o linternas porque no tenemos luz. La última respuesta que me dieron en Emsa de San Pedro es que no tienen ganchos, ni postes, ni cables para venir a solucionarnos el problema; que debería encargarse Asuntos Guaraníes con un proyecto para traer un transformador para más de veinte familias”.Destacó que hay un sector de viviendas que se entregaron hace un año, que está en peor situación. “Hace unos meses murió un niño de tres años, electrocutado mientras jugaba como consecuencia de la mala conexión que hacen los vecinos al colgarse de la luz. Son instalaciones muy precarias se fueron conectando, sacando de la escuela, o de cualquier lado una extensión de luz”. La mujer contó que cuando hay lluvias es un peligro andar por la aldea, porque se caen los cables y nadie se hace responsable. “El director de la escuela siempre denuncia los problemas de la luz porque tiene que trabajar con los niños en las escuelas. Pero no resuelven y uno ya no sabe con quien hablar. No podemos conservar los alimentos en la heladera porque la
luz se corta a cada rato. Ni siquiera la sala de primeros auxilios, que funciona dentro del edificio de la escuela, tiene resuelto el problema de la luz”.




Discussion about this post