La Hermanas de Nuestra Señora del Calvario miran a María, al pie de la cruz, en el proceso de transformación que hace Jesús, de la muerte a la resurrección. “Muchos acontecimientos que acompañamos en el barrio tienen esa misma dinámica. Situaciones de dolor, de sufrimiento que tienen la gente, tratamos de acompañar con una mirada de esperanza. Entonces las realidades tiene otra salida, eso le da otro empuje a esas realidades calvarianas” sostuvo.“Siempre que vamos a un lugar nuevo debemos recorrer, caminar, conocer y en ese camino los encuentros pasan a ser sagrados y tienen mucho de revelación de Dios para nosotras. Las cosas simples, cotidianas. Adaptarnos, saber sus costumbres, salir al encuentro de la gente, que la gente nos conozca y acepte, ser una vecina más, respetando la diversidad de credos que hay en Oberá”.Según la Religiosa se encontró con realidades similares en cada barrio, como la pobreza e impotencia que causa. La soledad de los jóvenes y falta de propuestas para ellos, la problemática de la droga que está en todos lados y también la violencia de género. “En Puerto Iguazú abrimos un centro de ayuda a las mujeres, se llama Camino a la Vida, ya lleva ocho años de tarea. Las mujeres viven un verdadero calvario, es muy dura la vida que tienen cuando sufren violencia”.En el trabajo que llevan adelante las Hermanas en el Barrio Kindgreen, promueven espacios de contención para los jóvenes. “Tratamos de reunirnos y acompañar a los padres. Periódicamente realizamos talleres en la Capilla Santa Cecilia. Es una manera de ayudar” señaló.El libro, “Con los pies y el corazón en el Barrio” se puede conseguir en la Librería Sagrada Familia, ubicada junto a la Catedral San Antonio de la ciudad de Oberá.





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