Tras dos jornadas de operativos y allanamientos, efectivos de la Dirección Homicidios y de la comisaría Segunda atraparon a los presuntos cabecillas de una banda de ladrones de motocicletas, reducidores y revendedores que operaba en la zona oeste de la capital provincial. Entre los detenidos hay un expolicía, principal referente para los delincuentes que con distintas modalidades lograban sus botines y se los entregaban por sumas irrisorias de dinero.Este cabecilla de 33 años, residente en el barrio Santa Lucía (Andresito y Zapiola), fue detenido durante la tarde del viernes a bordo de una Yamaha FZ en la costanera Oeste a pocos metros del puente del arroyo Mártires. En el mismo operativo fue demorado otro hombre, de 30 años, quien también se movilizaba en una motocicleta sin documentación. Para los investigadores, las dos aprehensiones significaron el principio de una seguidilla de procedimientos hasta la siesta del sábado, en la vivienda del posible reducidor de motos. En este lugar, los pesquisas con orden del juez César Yaya, descubrieron un desarmadero de este tipo de vehículos, que tenía hasta stockeadas las piezas para ser revendidas o para armar clones.El expolicía compraba desde motocicletas de 110 hasta 600 centímetros cúbicos, sin preocuparse por su origen o documentaciones, las adquiría por poco dinero y las revendía, ofreciéndolas por Internet inclusive. Pero el movimiento de mayor ingreso lo manejaba desguazando los rodados.Según las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, el detenido abandonó la fuerza de seguridad tras cinco años de servicio, incluso cuando fue atrapado le habría confesado a sus excamaradas: “Como policía ganaba muy poco, por eso me dediqué a esto”.Uno de los detalles que agrava su participación en este delito, es que entre sus documentos aún tenía la credencial de efectivo de la Policía de Misiones, la que no dudaba en exhibir ante cualquier circunstancia, especialmente en los controles de tránsito, ya que cambiaba periódicamente de motocicleta.Hasta a los efectivos de Homicidios que lo atraparon el viernes, intentó “chapear” con su credencial policial. Pero de nada le sirvió, empeoró su situación y las sospechas no tardaron en transformarse en sendos allanamientos, que acabaron con su fuente ilegal de dinero.La Yamaha FZ roja en la que fue detenido el viernes, tenía pedido de secuestro por haber sido robada en septiembre. Había sido robada frente al colegio Santa Catalina (avenidas Alem y Santa Catalina) de Posadas. Incluso la patente correspondía a otro biciclo también con denuncia de hurto.Trabajo pendienteCuando los investigadores ingresaron al taller del expolicía se toparon con una motocicleta 110 centímetros cúbicos ya sin ruedas y a punto de ser desprendido su motor. A los pocos metros dieron con prolijos estantes que almacenaban cinco motores con su cableado completo. También encontraron anaqueles con tanques de combustible, faros y asientos; otros con llantas y cubiertas, discriminados por su valor, como también cuadros de biciclos totalmente limpios, prestos a ser reutilizados en el armado de clones.De inmediato se confirmó que no se trataba de un taller de reparación, sino de un desarmadero que pudo haberse convertido en proveedor de mecánicos de la zona.Las investigaciones continuaban anoche, ahora detrás de los principales ladrones de motociclistas dispersos en varios puntos de la ciudad.





Discussion about this post