Por esta vía, es más lo que no se dice, o se dice a medias forzando una interpretación a favor de los propios intereses, que lo que verdaderamente se vuelca en forma responsable al analizar la realidad del país.La situación actual del trabajo, por ejemplo, no se menciona más que superficialmente; siendo que el mundo laboral, en sus múltiples dimensiones, ocupa el centro de las preocupaciones en cualquier análisis de la realidad que reconozca la democracia social como objetivo. Un reciente estudio de la Fundación Medietrránea deja ver, al respecto, que en el país están lejos de haberse solucionado problemáticas que ya tienen un carácter estructural, como la informalidad laboral y las brechas regionales en ese sentido.El estudio registró un mejor desempeño del empleo privado registrado en los sectores orientados al mercado interno en el primer semestre de 2015, período en el que los puestos de trabajo en la construcción crecieron un 8,5% interanual.En cambio, detectó una variación negativa en sectores como la industria automotriz y la metalmecánica y estableció que el empleo privado formal alcanza en el país a sólo 18 de cada 100 personas; reflejo de la persistencia del flagelo del trabajo en negro. En el mapa de la desprotección laboral, el Norte (NEA-NOA), la región menos industrializada, sigue siendo la más atrasada, en la que el empleo formal alcanza a entre nueve y once personas de cada 100 habitantes. Mientras en la Patagonia y la zona Pampeana el guarismo es 20 de cada 100. La conclusión es preocupante: en Argentina, 18 de cada 100 personas tienen un puesto privado formal lo que representa apenas el 36% de la población económicamente activa.




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