Cuando hay un sentimiento que no se puede contener, lo expresamos en suaves caricias y en interminables besos. Hay un órgano que nos manifiesta y nos hace percibir la realidad en todo lo tangible de nuestro alrededor y físicamente es el órgano más extenso del cuerpo y en toda su extensión posee innumerables terminales nerviosas con las que desarrollamos el sentido del tacto. Pero cuando nos trasladamos más allá de un simple contacto, podemos descubrir un universo de sensaciones que alimentarán la pasión y el amor entre dos personas.Todos nuestros momentos están regidos por el vértigo y la inquietud de nuestras obligaciones diarias y dejamos de lado la quietud, la armonía a la hora de amar dejando de lado todo y aprovechamos el potencial que tiene el fruto de los besos y caricias sobre la piel.Nuestros sentidos se agudizarán al no pensar en todo eso que está regido por el tiempo, el hecho de recorrer cada espacio del cuerpo de nuestra pareja nos otorgará conocimiento de cómo hacerla sentir en el movimiento mutuo de amar.Desentrañando con las puntas de nuestros dedos, los secretos de cada rincón, no sólo del cuerpo sino también esas caricias que desnudan el alma y nos llevan a descubrir esos deseos que allí se encuentran cautivos, esperando a ser descubiertos por manos sabias, pero con todo el amor y la dedicación que ese momento requiere.Incluso no en todas partes se puede, ni se debe recorrer de la misma manera, hay lugares como el cuello que no sólo une la razón con el corazón, sino hay que cruzarlo como por un delicado y sensible puente, hecho por un sinnúmero de besos que intentan atravesar hasta llegar a los labios.Recorriendo distintas fragancias que nublan nuestra razón y encienden el fuego de la pasión, amalgamándose con ese dulce sabor a sal que envolverá y embriagará ese momento.El cuerpo femenino encierra todos esos secretos y muchos más. Será el más audaz y resuelto caballero quien no sólo tendrá el derecho sino el deber de hacer sentir a una mujer única. Pero esas sensaciones que nos brinda una entrega total, siempre mutua y correspondida, porque no hay nada más hermoso y sensual que una mujer con sabiduría en sus labios y belleza en sus palabras. Donde sus manos se transformen en suaves alas que cobijarán a todo hombre afortunado que se la merezca y así formar una unión de cuerpo y alma que no será flanqueada ni por el tiempo mismo. No se trata únicamente de caricias en la piel, porque esas son sólo las acciones que hacemos en la corteza de nuestros cuerpos. Es como conformarse con las cáscaras pudiendo conseguir algo desbordante, el fruto que pueda hacer surgir nuestras almas para que se constituyan con esa persona que amamos intensamente. Por Raúl [email protected]





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