Señora Directora: Este miércoles pasado estuve en el microcentro y caminado por una de las veredas de calle San Martín, me crucé con un inspector de tránsito que caminaba hacia calle Junín (seguramente para tomar el micro hacia su domicilio, lo que sé que es cosa común porque lo escuché en una oportunidad no hace mucho). Resulta que cuando regreso por la misma calle, veo que a mano derecha de calle San Lorenzo, pasando San Martín, estaba estacionado un coche Peugeot 505 y al volante sentada una mujer mayor que conversaba con una de las empleadas que cobran estacionamiento, y obstaculizaba la rampa de discapacitados. Cuando me acerco y le reprocho su actitud diciéndole lo que estaba haciendo, me contestó sin inmutarse: "Estoy esperando" y siguió en esa posición como si nada. Cuando traté de ubicar a un inspector de tránsito ¡Oh, sorpresa! Ninguno por aquí, ninguno por allá. Es una vergüenza cómo los conductores cometen infracciones sin que eso le preocupe a los funcionarios de la Municipalidad y los inspectores hacen lo que quieren, porque nadie los controla. Es hora de que se tenga en cuenta que la ciudad creció desmesuradamente y que tendrán que controlar más y recaudar. No estaría mal poner cámaras en los cruces de avenidas, porque no se respetan los semáforos y que haya más inspectores en distintos puntos de la ciudad. Se puso de moda avanzar de contra mano para ganar la luz verde, poniendo en riesgo a terceras personas, demostrando que tienen sangre asesina.





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