Señora Directora: Finalmente ha concluido una de las campañas electorales más costosas de nuestra historia política. A tal punto que ninguno de nuestros primeros candidatos nos va a informar como corresponde cuánto ha gastado y de dónde ha obtenido tanto dinero. Sumas que asustan, cuando hay otras prioridades.Ahora nos queda esperar que el futuro presidente tenga el valor de cumplir con sus promesas y compromisos anunciados a mil voces por todos los medios existentes, incluidos los internacionales. Algo que seguramente le costará muy difícil frente a temas siempre calientes y peligrosos.En primer lugar, los poderosos de los carteles del narcotráfico tienen sus estructuras bien montadas y saben cómo distribuir el veneno que está matando a nuestra brillante juventud, especialmente adolescentes. Si romper este flagelo y desmontar el aparato se logra, será la primera victoria.Vienen después otras promesas y compromisos ofrecidos al pueblo desde las tribunas, como estas realidades y dramas vividos por la gente, con los crímenes y raptos de todos los días. Del ver la altura y dignidad de la Justicia con sus fiscales, jueces y camaristas. Romper el impuesto a las ganancias de los trabajadores; condenar a los que han robado al pueblo, llevándolos a la Justicia.Además volver a la tranquilidad, la paz y la justicia, matando el miedo a la gente. Se tratará de bajar la inflación, mejorar los salarios, crear fuentes de trabajo y hacer gestiones bajar la pobreza.





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