Las observaciones sobre el tándem Kicillof-Vanoli no guardan relación con lo técnico, sino con la falta de cintura política, ya que la manipulación de variables financieras (futuros y cepo importador) que comprometen de una forma u otra al gobierno venidero, han venido a demostrarle a todos que el Banco Central está rascando las reservas del propio fondo de la olla.Dicho de otra forma, los operadores presumen que casi no hay más divisas netas y que si Daniel Scioli hubiese ganado la primera vuelta, el cepo hubiera sido total, incluidos los particulares.Con todo, lo que le dio hoy al mercado volumen e impulso en acciones y bonos dolarizados, fueron las contundentes declaraciones de Roberto Lavagna y de José Manuel de la Sota sobre que “no” van a votar a Scioli generaron mucha euforia, más allá del suspenso teatral que busca instalar Sergio Massa.Con todo, hubo un culebrón político que se siguió minuto a minuto en la City y que empujó más aún las cotizaciones porque la novela contribuyó a esmerilar aún más la figura del actual gobernador bonaerense. Los operadores observan que el “fuego amigo” lo está desgastando a Scioli más que Mauricio Macri, mientras la imagen del Frente para la Victoria se va nublando un poco más.Prueba de ello es que Aníbal Fernández hizo saber que la Presidenta “no” iba a recibir al candidato y éste balbuceó después que “me reúno cuando me tengo que reunir”. Lo que el mercado entiende de esa tensión es que la relación entre la Presidenta y su candidato está tirante porque el kirchnerismo busca un chivo expiatorio para endilgarle la derrota bonaerense y la magra performance en las elecciones, y entonces reacciona y sale a comprar divisas elevando el valor del dólar.





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