Este tipo de definición electoral es originario de Francia, y debe su nombre “Ballotage”, al verbo balloter, que significa votar con bolillas. Surgió en el siglo XIX y fue implementado por primera vez en 1852, durante el Segundo Imperio de Napoleón III. Volvió a utilizarse en la III República (1870-1940) pero fuertemente instaurada luego de la Segunda Guerra Mundial, en el período de la V República, liderada por Charles De Gaulle. La Constitución francesa de 1958, la adoptó como modo de definir una elección.El gaullismo había hecho una lectura de la política francesa y percibió la debilidad de los gabinetes presidenciales (no duraban más de un año), además de la imposibilidad de que el partido gobernante consiguiera una mayoría en el parlamento. Los funcionarios eran fácilmente removidos cuando los partidos minoritarios exponían sus quejas en el parlamento. Hacían valer los intereses de sus bancadas o sus coaliciones sin tener en cuenta al sistema político en su conjunto. Para el politólogo alemán Dieter Nohlen, el cambio en el régimen político buscaba “quebrar el predominio de los partidos, conseguir mayorías claras y disminuir la representación comunista”.La instauración del ballotage permitió la bipolarización de la política de Francia. Esto provocó en el futuro inmediato la agrupación de los partidos. La izquierda y la derecha se definieron con claridad desde ese entonces. El ballotage en ArgentinaEn 1972, el presidente de facto, general Alejandro Agustín Lanusse, mediante decreto-ley Nº 19.802, enmendó la Constitución de 1853: restableció la elección directa para presidente y vicepresidente, que había impuesto efímeramente la derogada Constitución “peronista” de 1949, introdujo la elección de un tercer senador nacional para la minoría en cada provincia y, finalmente, para la elección de presidente, gobernadores y senadores nacionales, estableció un régimen de doble vuelta electoral.Así arribaba el “ballotage” francés a nuestras costas, por primera vez. Sin embargo, este ballotage criollo tenía algunas particularidades: exigía el 51% de votos válidos para ganar la elección presidencial, senatorial o una gobernación. Caso contrario, se llamaba a una segunda vuelta electoral, en la podían participar todas las listas que hubieran obtenido más del 15% en la primera ronda. La finalidad no declarada era que se formara un frente antiperonista que evitara el retorno de Perón al poder.Con el regreso a la vida democrática, a partir de 1983, se volvió a implantar el sistema electoral consagrado en la vieja Constitución de 1853. Era el renacer del legendario Colegio Electoral argentino. Así, las elecciones que consagraron a Raúl Ricardo Alfonsín (1983) y a Carlos Saúl Menem (1989) se realizaron con el sistema indirecto, sin ballotage.En 1994, Pacto de Olivos mediante, tuvo lugar la última reforma constitucional a nuestra Carta Magna. En ella se eliminó el Colegio Electoral y el sistema indirecto de elección de presidente, vice y senadores nacionales. Se implantó, en forma definitiva, el mecanismo electoral directo para todos los cargos ejecutivos y legislativos; y se le otorgó rango constitucional al sistema de doble vuelta electoral o “ballotage”.Sin embargo, el mecanismo constitucional argentino introduce una serie de innovaciones que lo convierten en una rareza en todo el mundo. Los arts. 97 y 98 de la Constitución prevén la realización de un ballotage en dos situaciones: cuando ninguno de los candidatos se alza con el 45% de los votos en primera vuelta; o si ninguno supera el 40% con una diferencia de más del 10% respecto al que le sigue en número de sufragios. La Constitución de 1994 rigió las elecciones que tuvieron lugar desde entonces: 1995, 1999, 2003, 2007 y 2011. De todos esos comicios, el único que arrojó un claro escenario de ballotage fue el del 27 de abril de 2003, cuando la Alianza Frente por la Lealtad (Carlos Menem – Juan Carlos Romero) obtuvo el 24,45% y la Alianza Frente para la Victoria (Néstor Kirchner – Daniel Scioli) logró el 22,24%. Hubiera correspondido celebrar una segunda vuelta el 18 de mayo de 2003. Sin embargo, previendo un fuerte voto castigo, Carlos Menem desistió de presentarse, por lo que Néstor Kirchner fue proclamado presidente.En el de Brasil, ganó Dilma Rousseff El 5 de octubre de 2014, Brasil celebró elecciones presidenciales. Dilma Rousseff competía por la reelección, para continuar así un cuarto período del Partido de los Trabajadores (PT), que estaba en el poder desde 2003, de la mano de Lula da Silva. El comicio general arrojó una ventaja de Rousseff de 41,59% de los sufragios contra los 33,55% del conservador Aécio Neves y los 21,32 de Marina Silva del Partido Socialista Brasileño. La segunda vuelta se realizó el 26 de octubre. Dilma obtuvo el 51,64% de los votos sobre Aécio Neves que llegó hasta los 48,36%. Fue así reelecta en la presidencia de Brasil, para completar 16 años del PT en el poder.





Discussion about this post