Tras la denuncia que PRIMERA EDICIÓN realizara por el abandono de estos gigantes y la desidia de los funcionarios, desde el Ministerio de Turismo aseguraron que trabajaban para reflotar al castigado otrora medio de transporte entre Posadas y Encarnación. Fue el director administrador del organismo, Ricardo Bondarenco, quien manifestó a los medios que el Ezequiel Ramos Mejía “sufrió una rotura en el casco que lo sacó del nivel de flotación” y que "el oleaje y la poca profundidad contribuyeron a la rotura que ahora se buscará reparar". Explicó que, de todas maneras, la intención “es terminar la reparación con la intervención de los buzos y ubicarlo al lado del Sáenz Peña, que ya se encuentra sobre tierra”. Pero nada de eso ocurrió. Nadie se ocupó de reparar al primero y nunca se supo que el segundo estuviera sobre tierra firme. Ambos siguen en el río, amarrados con sogas rústicas y cuerdas de metal deshilachado. Tras este anuncio dos débiles bombas extractoras fueron colocadas sobre el “Roque Sáenz Peña”, el menos dañado por los embates de las olas, los fuertes vientos propios de la zona y los reiterados fenómenos meteorológicos, tratando de agilizar el desagote. Pero las tareas duraron lo que tarda un suspiro. Al caer la tarde, todo había vuelto a la normalidad en el desolado paisaje costero. Nadie se ocupa ni preocupa por estos colosos. Salvo un solitario cuidador del puerto en construcción, que se ofusca cada vez que observa a un fotógrafo tratando retratar la decadencia misma de nuestra historia. La secuencia fotográfica muestra a las claras la evolución del hundimiento, mucho más pronunciado en el “Ramos Mejía”. Desde junio de 2013, cuando fueron retirados de la costanera de Posadas cuantiosos fueron los pedidos para que se los recuperara y acondicionada, como numerosas fueron las promesas de los funcionarios de turno de cumplir con lo estipulado. Sin embargo, los dejaron a la deriva, solitarios, y sin cumplir los compromisos contraídos luego que la Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado (Adifse) los cediera a la provincia de Misiones en comodato para su recuperación y puesta en valor con fines culturales y turísticos. “Si no pueden dar valor a la historia de Misiones, que se dejen ayudar. Si no tienen medios, hay gente que tiene voluntad para trabajar y arreglarlos sin cobrar”, había implorado meses atrás Analía Colazo, hija del ex jefe de Zona Fluvial Posadas, Sixto Ramón Colazo.





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