Pasaron las elecciones del 25 de octubre y ahora los argentinos deberán elegir el 22 de noviembre venidero entre dos candidatos, Daniel Scioli y Mauricio Macri, quién será el próximo presidente de la Nación para reemplazar a Cristina Fernández desde el 10 de diciembre. Será la primera vez que definirán ese cargo mediante el ballotage o segunda vuelta, ya que en las ocasiones anteriores en que pudo aplicárselo uno de los contendientes bajó su postulación (Ricardo Balbín en marzo de 1973 y Carlos Menem en abril de 2003).El acto comicial del domingo permitió además elegir otros cargos como gobernadores, legisladores nacionales, provinciales y municipales, e intendentes. Al menos es lo que ocurrió en Misiones, ya que en otros distritos faltó alguno o se sumaron otros, por ejemplo, consejeros escolares en el territorio bonaerense (o comuneros en Capital Federal, pero no esta vez). Denostada, repudiada, pero sostenidaEn la Provincia para el caso comunal volvió a utilizarse por enésima vez la siempre denostada y repudiada Ley de Lemas, que permite burlar la voluntad y preferencia popular desviando el voto hacia el sublema más votado dentro de cada lema o lista. Un viejo vicio de cierta politiquería que es capaz de recurrir a cualquier artimaña con el propósito de mantener intereses y privilegios; y que se resiste a eliminarla pese a que cada vez es más generalizado el rechazo frente a un sistema electoral que beneficia a unos pocos burócratas atornillados al poder en perjuicio de las mayorías.Son muy pocos ya quienes hablan de sus “bondades” e incluso, cuando el tema es traído al debate, son incapaces de defenderlo, callando o mirando avergonzados hacia otro lado de manera cómplice. Pero en Misiones sigue aplicándose en el ámbito municipal, cuando ya hace tiempo se decidió eliminarlo para las elecciones legislativas provinciales por lo engorroso y aberrante que era su aplicación. Hoy algunos lemas llegan incluso a presentar más de una decena de sublemas con las complicaciones lógicas a la hora de elegir la boleta que se introducirá en la urna y del escrutinio posterior en cada mesa.Pero ese no fue el único amañamiento electoral que debió soportar el elector que el 25 fue a las urnas. Hubo otro, quizás tan preocupante como el anterior y que es la costumbre de agrupar la boleta según ámbito geográfico de elección (nacional, provincial, municipal, etc.) en una sola sección o banda de corte de ésta, dificultando el fraccionamiento y poder expresar la opción divida. El sistema dificulta separar al momento de votar las listas a intendente de la de concejales, o a gobernador de la de diputados provinciales.El voto solapadoEste año la cuestión se complicó aún más en Posadas, ya que a la banda que correspondió a intendentes y concejales se le sumó una pequeña franja inferior para optar por el Defensor del Pueblo y su suplente. A lo que se sumó que se hizo muy poca publicidad y se difundió escasamente la existencia de esa inhabitual opción a la hora de elegir -es la segunda vez que aquí se vota para elegirlo de manera directa- y muy poco conocían el nombre de los postulantes. Muchos habrán votado sin saber que lo hacían ni por quién lo hacían.Es lamentable porque así como en esa distribución de la boleta se menoscaba la división de poderes propia del régimen republicano y se pone a los cargos legislativos como una dependencia del ejecutivo, se ignora y -quizás- desprecia la importantísima función que le compete al Defensor del Pueblo para la defensa de los derechos ciudadanos difusos y generales ante las decisiones del poder político. El ejemplo es claro en Posadas con estos casi cuatro últimos años en que infinidad de veces ese Ombudsman no enarboló las banderas de los sectores perjudicados por algunas decisiones de gobierno y que necesitaban de esa voz que diera la versión discrepante ante el poder omnipotente. Por el contrario, en más de una vez se ignoró la arbitrariedad en cuestión y se soslayó esa obligación necesaria.Quizás, el Defensor del Pueblo debiera elegirse separado de los partidos políticos, en una segunda boleta o en ocasión diferente, pero teniendo en cuenta, sobre todo y antes de su pertenencia partidaria, la integridad y compromiso ciudadanas de quien se postule para ello. Sino, tal vez, debiera volverse al sistema de elección anterior que, aunque menos representativo que el actual, por lo general ubicaba allí a una persona que tenía puntos de vista e intereses diferentes al partido gobernante (aunque no siempre fue así).Tras las Paso de agosto último -y en torno a ellas- se habló mucho de la necesidad de modificar el régimen electoral en la Argentina para hacerlo más ágil y trasparente, y desde el oficialismo y oposición no sólo se lo sostuvo sino que también se dejó abierta la posibilidad para que 2016 sea el año en que el tema ocupe a los argentinos. Ojala ocurra lo mismo en Misiones y, por sobre todas las cosas, se modifiquen estos procedimientos en torno a la confección de las boletas electorales y, en especial, para la erradicación de la Ley de Lemas, la que “para todos” aparece como injusta, perversa y nefasta, sin que nadie -salvo unos pocos- haga algo para cambiarla.Es de esperar que, ya pasada la urgencia electoral, ahora no se silencie el tema y sea guardado para reflotarlo dentro de dos años para traerlo de nuevo como un pretexto destinado justificar un supuesto fraude si la compulsa electoral les resulta adversa.





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