Claudia Pereyra Da Costa fue detenida el lunes pasado en la localidad bonaerense de Luján. La buscaban por el crimen de su esposo Ángel Altísimo, ultimado a tiros en junio de 2013, en el paraje Campín Largo, distante a veinte kilómetros del ejido urbano de El Soberbio.Fuentes de la pesquisa indicaron que el cobro de un beneficio, otorgado por el Anses, marcó el final de su vida en la clandestinidad.Una comitiva de la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic) le pisaba los talones hace un par de semanas y el lunes terminó por aprehenderla en territorio bonaerense. Pereyra Da Costa estuvo detenida por el homicidio desde un principio, pero el año pasado fue beneficiada con la excarcelación, tras una polémica decisión del entonces juez subrogante Demetrio Antonio Cuenca, que sobreseyó al convicto Lovis Ferreyra por falta de mérito.Entonces el fiscal Rodolfo Cáceres, del Instrucción 3 de San Vicente, apeló la resolución y logró que la Cámara de Apelaciones en lo Penal y Correccional de la provincia la revocara.El Alto Cuerpo dispuso que la viuda sea detenida de inmediato pero, cuando fueron a buscarla, se percataron que desapareció sin dejar pistas. En un principio pensaron que había pasado a Brasil, pero la Saic sepultó esa teoría y la cercó en Luján, donde le enviaban el dinero de la asignación que cobraba.El fiscal Cáceres pidió la prisión preventiva de Da Costa incluso antes de ser excarcelada y de Ferreyra, la semana pasada. Dicen que, en este último caso, el juez accedió al pedido; aunque no hay confirmación oficial.Ángel Altísimo sufrió tres impactos de bala en el pecho. Sucedió la noche del 23 de junio de 2013 en su vivienda del paraje Campín Largo, distante unos veinte kilómetros del ejido urbano de El Soberbio. Murió dos días después, en el sector de cuidados intensivos del hospital Samic de Oberá. Para el fiscal, la mujer actuó de instigadora y el convicto Ferreyra, que al momento del hecho gozaba de salidas transitorias y otros menesteres, como autor material. La acusaciónPara el Ministerio Público Fiscal el convicto Lovis Ferreyra, que al momento del asesinato gozaba de salidas transitorias, apretó el gatillo del revólver calibre 38 que mató al colono Ángel Altísimo. En tanto que la viuda hizo las veces de instigadora.Ambos podrían terminar en el banquillo de los acusados por la calificación de homicidio agravado; ella por el vínculo y ambos por el precio o promesa remuneratoria.De ser así, afrontarían cargos con penas a prisión perpetua, según pudo averiguar este Diario.





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