Una de las madres entrevistadas por PRIMERA EDICIÓN en esta fecha tan especial del año es oriunda de Apóstoles y se dedica a vender quinielas. Se trata de Berta Pona, madre desde hace 34 años. Su primer hijo fue Héctor (Pona) y cuenta que fue su etapa “más sacrificada” donde tuvo que emprender diferentes trabajos, en especial de empleada doméstica, para mantenerse. Con la ayuda de sus amigas y familiares salió adelante. Hace veinte años que también parió a Gustavo (su hijo menor) y hoy con un trabajo más estable e instalada sobre calle Belgrano y Salta -en una zona muy ocupada para los comercios- con la venta de quinielas, la vida le brinda satisfacciones, hijos que gozan de buena salud que la hacen sentirse orgullosa de lo que logró en la vida.“Cuando tenía 18 años lo tuve a Héctor (Pona), mi primer hijo y luego a Gustavo. Los dos son distintos, uno siempre los cría de manera diferente porque va aprendiendo. Eso es muy lindo”, relató Berta.Hizo mentalmente un repaso de cómo fueron aquellos años cuando se enteró que estaba embrazada por primera vez. “Es re lindo ser madre, esa sensación de estar embarazada uno lo va descubriendo, es todo nuevo. Antes, a los 18 años era ‘wou’ cómo iba a haber una chica sola, como yo, y que iba a ser mamá. Cuando mi hijo cumplió los tres años yo estudiaba para maestra”, explicó. Luego agregó que “fueron los primeros años trabajando en casas de mis amigas, limpiando las viviendas de vecinos y amigos así fue esa etapa muy sacrificada”.Incondicionales“Siempre lo llevaba a Héctor a todos lados conmigo. Por suerte pudo ir a un viaje a Mundo Marino con sus amigos, una satisfacción que pude tener como madre. Cuando limpiaba siempre me acompañaba o quedaba con mi mamá. Tuve mucha contención de mis amigas cuando las necesitaba, tengo que agradecer a las mellizas Bordakievich, que me apoyaron mucho, porque era sola y siempre me ayudaron de una u otra forma para que no decaiga y alentándome a salir adelante. La madrina de Héctor, Juli Korol, también me ayudó para levantar la frente y seguir luchando”, resaltó.Como todo segundo hijo, cuando nació Gustavo tuvo su tinte especial. “Él tenía poco peso, tuve mucho acompañamiento de mi hermana Mirtha”, rememoró.A lo largo de los años pasó por diferentes actividades laborales, hace cuentas y dice: “Fui mucho tiempo secretaria del doctor Mariano Urriaga. Trabajé en la agencia de Mario Frascaroli, vendí quinielas en la calle desde el año 97. Mi hermano arregló un lugar y ahora estoy fijo en este local. Tengo mis clientes, la mayoría mujeres”.Berta reconoce que “era sacrificado cuando vendía quiniela en la calle, muy duro. Hoy siento una gran satisfacción como mujer y madre de poder haber salido adelante y criado a mis hijos. Es por eso que el Día de la Madre resulta una fecha muy especial para mí y entiendo que así sea para todas las madres del mundo”.Con Facebook y WhatsappA Berta (52 años), su rubro de quinielera la ayudó a relacionarse con las nuevas tecnologías, la computadora, Internet y las redes sociales. Mucho influyó su “clientela” para que se sume a las nuevas formas de comunicación.“Tengo Whatsapp y Facebook. Por suerte me llevo muy bien con la tecnología, fui aprendiendo. Con la quiniela también me fui adaptando porque antes era con la libretita. Ahora todo computarizado”, señaló. Un obsequio que le produjo un “click” en cuanto al uso de las nuevas tecnologías fue “cuando me regalaron un celular con cámara y aprendí a usar el whatsapp. Es muy lindo estar conectado con todos cuando uno no puede verse, aunque el vínculo de cara a cara es lindo e irremplazable”.





Discussion about this post