Una red de caminos terrados conduce hasta Colonia Naranjito, en el municipio de Colonia Polana. A simple vista una población rural dispersa, en medio de chacras, pinales y frondosos montes. Todo parece tranquilo y de hecho, la Policía no tiene registros de casos muy graves desde exactamente el domingo 13 de enero de 2013.Ese día Santiago Benigno Dávalos?(43) degolló a su expareja, Liliana Elizabeth Falcón (40). Lo hizo frente a dos de los pequeños hijos de la infortunada mujer, uno de los cuales prácticamente no pronuncia palabra alguna hasta la fecha. Paralelamente, el mayor de los hijos de la víctima, Líder Daniel Rodríguez, en ese entonces de 20 años, hacía changas en el pueblo más cercano, Jardín América. En aquel momento, hacía cuatro años que Líder había perdido a su padre biológico y no imaginaba que la vida de su madre sería arrebatada. No imaginaba que la tragedia volvería a envolver a su familia, a destrozarla sin piedad y a manos de un asesino. Con el tiempo, Líder recordó que hubo señales o actitudes previas, por parte del autor del hecho, que constituyeron un preludio de lo que iba a suceder. Pero quién podría siquiera imaginar algo así.En ese entonces no existían mecanismos más efectivos de ayuda a mujeres golpeadas o números de asistencia para violencia doméstica. Mucho menos en la colonia. A partir de ese crimen Líder haría honor a su nombre, ya que tuvo que hacerse cargo de la familia. La lucha del joven aún continúa y por eso este diario lo entrevistó. El tesón del joven puede ser ejemplo e incluso motivar a otros para no bajar los brazos. Y merece ser relatado. Golpiza previa y oídos sordos“Tres meses antes de que matara a mi mamá, el mismo asesino la golpeó hasta dejarla hospitalizada. Nadie hizo nada, porque el tipo no fue preso. Tampoco le creyeron a mi hermanito Fabián, en ese entonces de siete años, que ella estaba muerta, tirada en el medio de un pinar. Tuvo que insistir una familia vecina, la que cuidó a mis hermanitos para que finalmente la Policía vaya al lugar donde estaba el cuerpo, a unos cinco o seis kilómetros de acá, donde vivimos ahora”, contó Líder, a quien le cuesta y mucho poder recordar aquellos fatídicos días. Actualmente residen bajo el mismo techo Líder y sus tres hermanos, Fabián (10), Claudio (4) y Rocio (20), quien tiene una pequeña hija y espera otro bebé. Ese núcleo familiar sobrevivió pese a la desgracia y la muerte, que rondó sus vidas desde que eran muy chicos. “Después de pasar lo que pasó yo llegué a pensar cosas feas, por mi mente rondaron ideas como la de quitarme la vida. Pero seguí adelante por mis hermanos”, afirmó quien ahora es el responsable de los más chiquitos, aunque reconoció que “mi hermana me apoya, ella se hace cargo cuando yo salgo a trabajar. No es fácil después de todo lo que sucedió”. “Nos vemos a la tarde”“Las últimas palabras que crucé con mi madre fueron el mismo domingo en que fue asesinada. Era de mañana. Entonces apareció Santiago (Dávalos), y la invitó a almorzar a la casa de un pariente de él. Entonces me dijo ‘nos vemos a la tarde’. Pero ella jamás regresó”. Con ese triste recuerdo Líder retoma la conversación. Se quiebra, pero abraza a sus hermanos cada vez que las lágrimas intentan asomar. Es indudable que sus hermanos le transmiten fuerza. “Ojalá que nunca salga de la cárcel”, indicó con firmeza.Si bien Líder se mostró conforme al enterarse de que el confeso asesino de su madre fue condenado a prisión perpetua, dice temer que salga en libertad. Seguidamente expresó que “ojalá que nunca salga de la cárcel, pero tengo miedo por mis hermanitos. Vaya a saber lo que el tipo piensa hacer. Cuando mató a mi mamá no estaban juntos, el venía supuestamente a ver a mi hermanito más chico con el cual se había encariñado. Insistía en volver pero jamás pensé que iba a hacer algo así. Pero ese día, ese domingo cuando la invitó a almorzar a la casa de unos parientes, yo creo que tenía todo planificado. Sabía lo que iba a hacer, tenía todo preparado. Nosotros jamás sabremos por qué lo hizo. Fue una locura. Yo recuerdo que me fui a laburar un lunes y cuando llegué, un viernes, mi mamá todavía estaba desaparecida. Nadie sabía nada. Luego me encontré con un hombre que cuidó, junto a su esposa, a mis hermanitos y me enteré, en parte, de la historia. Hasta que Fabián me contó y fuimos caminando hasta el lugar, donde encontramos el cuerpo de mamá”. Recuperando el hablaSolamente uno de los hermanos de Líder concurre a la escuela y es Fabián, quien cursa el cuarto grado. Por su parte, Claudio aún no fue al preescolar. Tiene cuatro años y le cuesta comunicarse. Es que el más chico de los hermanos tuvo severos problemas después de ser testigo del crimen de su mamá.“Ahora habla pero muy poco, quizás cuando no está frente a extraños”, aseguró Líder en la entrevista mantenida con PRIMERA EDICIÓN. Finalmente, el mayor de los hermanos afirmó que “vivimos con lo justo y que si no fuera por la ayuda que nos da el intendente de Colonia Polana, Alfredo Nuñez, no tendríamos ni casa ni trabajo. Pero igualmente no alcanza, a veces los chicos -por sus hermanos- no tienen calzados ni ropas adecuadas. No quiero que dejen de estudiar”. “Quiero ser policía”"Cuando sea grande quiero ser policía para cuidar a la gente". La frase pertenece al pequeño que, aquel caluroso verano de 2013, con sólo siete años, presenció el momento en que su madre era degollada. El asesino incluso le pidió que se deshiciera del cuchillo. Se trata de Fabián, hermano de Líder Rodríguez, quien se hizo cargo de él y de su otro hermano de 2 años (también testigo del homicidio) luego del demencial episodio. La historia de Fabián también merece un párrafo aparte. El asesino, tras el crimen, lo dejó a él y a su hermano menor al cuidado de una familia de la zona, mintiéndoles que la madre de ambos huyó a Paraguay con otro hombre. Fabián fue quien le contó primero a quienes le daban cobjijo lo que había sucedido, aprovechando que al autor del hecho salió a buscar trabajo. Entonces esa familia dio aviso a la Policía. Poco después el asesino fue detenido y recientemente condenado.





Discussion about this post