La llegada de un hijo a nuestras vidas las cambia para siempre, nos conecta con un amor sin límites ni condiciones, con un amor generoso, un vínculo inquebrantable, un sentimiento de responsabilidad, una capacidad de paciencia insospechada, una fortaleza que nos permite estar noches sin dormir… y seguir.Un amor que nos permite, que pese a las “macanas” que pueden llegar a cometer nuestros niños, sigamos aceptándolos y amándolos como son.Nos obligan a mejorar como personas, porque nos miran todo el tiempo, porque el modelaje es la forma en la que aprenden, un trabajo sin feriados ni vacaciones, imposible de delegar.Que poderoso es ese amor, con el que nos permiten conectar, son nuestros maestros desde ese mismo instante en que nos dan la posibilidad de sentir esa incondicionalidad y profundidad que desconocíamos.¿Se imaginan un mundo en el que todos actuáramos desde esta actitud amorosa y de cuidado?Si bien con los hijos nos surge de manera espontánea, podemos cultivarla como forma de vida.Es un desafío que vale la pena intentar: vivir lo cotidiano, nuestras relaciones con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros amigos, en nuestra familia, con nuestros vecinos, con nuestro prójimo, con la naturaleza, desde esta actitud de amor, de cuidado, de respeto por el ser. Desde esta actitud humilde de trabajar nuestros propios aspectos y sombras antes que pretender cambiar a los demás.En mi caso, me requiere calma, espera, presencia, dedicación, ingredientes indispensables para cualquier tarea hecha a conciencia. Y así lo necesitaremos hasta convertirlo en hábito, en actitud constante.Estén cerca o lejos, pegados o independientes, los hijos son el regalo más lindo que nos da la vida, inspirémonos en ellos y vivamos desde ese amor. Felicidades a todas las mamás, que pasen un día colmado de este amor maravilloso. Colabora: Valeria [email protected]




Discussion about this post