La única manera de entender la situación que vive otra persona es, al menos, tratar de ponerse en su lugar. Eso fue lo que hicieron los alumnos del Instituto Inmaculada Concepción de esta localidad quienes, con los ojos vendados y bastón en mano, sortearon una serie de dificultades, las mismas que atraviesan las personas con baja visión o ceguera todos los días en la ciudad.La actividad se desarrolló en el marco del Día Mundial del Bastón Blanco, una jornada que ayuda a generar conciencia acerca de la importancia de una ciudad libre de obstáculos e impedimentos para aquellas personas que no ven el camino por el que andan. "Los principales son las cosas fuera de lugar, las veredas rotas, los autos mal estacionados, las rampas a veces obstruidas por la punta de un auto o una moto, las bicicletas que se paran en cualquier lado", indicó a PRIMERA EDICIÓN Luis Viarengo, director del Centro de Personas Ciegas o con Baja Visión "Santa Rosa de Lima", organizador de la jornada. "Tenemos que continuar el trabajo para que las personas tomen conciencia y dejen la senda de seguridad libre, ese metro y medio desde la pared sin impedimentos, para que la personas con discapacidad visual puedan circular con seguridad", agregó Viarengo.Qué mejor que enseñárselo a chicos, que salen de la escuela y van directo a contárselo a los padres y a los amigos. "Aprovechamos este día emblemático para redoblar los esfuerzos y que esto llegue a todos. Porque la idea es que la mayor cantidad de personas de la ciudadanía puedan saber cómo asistir a una persona ciega o con baja visión que va por la vereda", indicó. Para ello, primero hubo una charla destinada a los alumnos de sexto y séptimo grado de la institución. La misma la dieron participantes del Centro, que contaron su experiencia diaria al andar por las calles, o a la hora de esperar el colectivo. Luego, todos se trasladaron hasta el gimnasio de la escuela y allí realizaron actividades vivenciales, para conocer de cerca todas las situaciones que enumeraron los disertantes. "Estas actividades nos ayudan mucho porque más allá de las charlas que damos para informar, después tenemos estos juegos para que los chicos puedan vivenciar y sentir cómo se manejan las personas ciegas en relación a los obstáculos e impedimentos que encuentran en la vía pública", relató Virengo a PRIMERA EDICIÓN. En el Centro del Ciego, que cumplirá 33 años, enseñan herramientas y armas para manejarse en la ciudad. En la actualidad concurren 120 participantes desde bebés hasta adultos mayores que participan en talleres donde aprenden a manejarse libremente. "Compartir para que todos sepan ayudar"Sebastián tiene 16 años. A los seis meses de vida fue diagnosticado con glaucoma y se sometió, hasta los diez cuando perdió la visión, a siete operaciones. "Yo vi alguna vez en la vida, conozco la cara de mis padres, de mis hermanos, los colores y las formas. Pero sentía mucho dolor de cabeza y de la vista, ahora no sufro ninguna de las dos cosas, pero no veo. Igual estoy tranquilo", cuenta a PRIMERA EDICIÓN.Esteban tiene 23 años. Perdió la vista a los diez por un desprendimiento de retina. "A veces los chicos preguntan si quisiera ver de nuevo y uno dice que no, porque está acostumbrado a la vida que tiene", relató.Ambos van a la escuela. Sebastián está por terminar séptimo grado y Esteban cursa la secundaria. Seba se maneja solo desde hace tres años, cuando empezó a concurrir al Centro. Esteban desde que tenía 16. "Nos gusta dar estas charlas para concientizar acerca de la necesidad de ayuda que tenemos. Para que todos sepan cómo ayudarnos en la calle", relataron.





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