Desde Juanchi Baleirón, Palo Pandolfo y Leo García, a Eddie Walker, Cristian Aldana y Gustavo Rowek, pasando por Miss Bolivia, los cantantes de La Bersuit, los animales de Andres Giménez y Corvata Corvalán, la fineza soulera de Javier Malosetti o la cumbia de alto caché del Mago de La Nueva Luna, sin olvidar la calidez de Hilda Lizarazu o la sencillez de Willy de Los Tipitos, una constante en los artistas que pasaron por "Clínica 13" (que en realidad terminaron siendo 19) fue cómo se entregaron a sus fans, cada uno a su manera pero todos con igual respeto y ganas de compartir. Así, el programa socio-cultural llegó a los jóvenes posadeños con la consigna primaria de que músicos hoy consagrados -pero que alguna vez tuvieron los mismo sueños que nuestros pibes- trasladen sus formas de trabajo, anécdotas, yeites con instrumentos y forma de gestionarse en la industria musical encarando sus propias carreras, directamente y sin intermediarios. La Clínica final tuvo como protagonista un artista que amalgama todas las cualidades requeridas para este proyecto: haber trascendido en el rock nacional, tener gran llegada con el público y, sobre todo, destacar en alguno de los ítems que hacen a una producción de rock. En el caso de Piti Fernandez, claro está, su punto fuerte son las palabras, tanto a la hora de escribirlas como cuando hay que decirlas. Criado “entre Marley y Sui Generis”, según relató él mismo ante un fervoroso público que copó la Escuela de Música, “siempre he leído mucho, y es lo que más recomiendo a la hora de componer. Hoy estoy muy interesado en la historia del rock nacional. La historia del rock en Argentina es la historia de la libertad”. Hablando de libertad, eso es precisamente lo que siente Piti a la hora de componer: “Trato de no atarme a las rimas, muchas veces menos palabras dicen más, y no necesariamente una rima hace que una canción quede mejor”, dijo Piti.Desde el auditorium llovieron las comparaciones con el Indio Solari y el Flaco Spinetta, de quienes se manifestó admirador, pero al que nombró con más asiduidad como símbolo del rock nacional fue, paradójicamente, a un extranjero, italiano, para ser más precisos: “Ser rockero y haber nacido en Argentina es un privilegio. Rock hay en todos lados, pero creo que hay lugares especiales. Estados Unidos, Gran Bretaña, Argentina, son países con un rock que marcó escuela en otros lugares. España tiene mucho rock, pero no nos olvidemos que allí estuvo Moris y que a ellos les encantan Los Rodríguez. Tanto el público como los artistas argentinos tienen una energía muy especial, todo es muy tano, y digo Italia y se me viene Luca Prodan a la cabeza”, remató.Vea a continuación uno de los temas que cantó el líder de Las Pastillas del Abuelo el miércoles en Posadas:





Discussion about this post